En Guatemala existen aproximadamente 288 volcanes, 8 reportan actividad, 4 son los más activos y 37 son reconocidos para escalar y prácticar andinismo
El mundo visto desde arriba, desde la cumbre de un volcán, le garantiza que sentirá el aire frío golpeando su rostro, mientras observa la cadena de montañas de Guatemala, los pueblos y valles al fondo del paisaje bajo el cielo azul. Esa sensación de libertad y asombro la posee quien, gracias a su voluntad y esfuerzo, escala las cumbres de los volcanes. Para ello, se debe contar con un espíritu de lucha y ánimo.
La diversidad geológica y biológica de Guatemala la hacen un país con opciones para realizar actividades turísticas variadas. El andinismo (como se conoce en América) es una actividad de turismo de aventura en la que confluyen otras ramas tales como: turismo rural, ecoturismo, aviturismo, turismo cultural o turismo extremo, etc.
Picos de altura al por mayor En Guatemala existen aproximadamente 288 volcanes o estructuras como de origen volcánico, de éstos solamente de 8 hay reportes de actividad en tiempos históricos, y 4 son los más activos actualmente. Para realizar andinismo en el país se reconocen 37 volcanes.
El gerente de la empresa de turismo de aventura Kashem, Édgar Rivera, indica que los favoritos entre los andinistas son: Pacaya (Escuintla), Acatenango (Chimaltenango/Sacatepéquez), Agua (Sacatepéquez), Santa María (Quetzaltenango), Chicabal (Quetzaltenango), Ipala (Chiquimula), Fuego (Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango), Tajumulco (San Marcos), Tacaná (San Marcos), Zunil (Quetzaltenango), Santo Tomás (Quetzaltenango), San Pedro y Atitlán (ambos en Sololá). “La personalidad de los andinistas es variada”, comenta Rivera. “Los hay de todos los tipos, ya que depende de qué es lo que busca en la naturaleza: escapar de la rutina, recrearse, hacer deporte, vencer un reto, buscar pareja o conocer gente nueva. Generalmente, ¡somos atrevidos!”, indica.
Walter Díaz, de la Federación de Andinismo de Guatemala (Fedeandinismo), insta a viajeros y tour operadores a ver al andinismo como una actividad próspera. El directivo indica que “el turismo de aventura extrema posee un gran potencial en nuestro país, tanto para clientes nacionales como extranjeros. Lo que necesita es intermediación. Ahí es donde entra el empresario y es exactamente el eslabón que falta”, comenta.
Agrega que en el turismo de naturaleza existen diversas oportunidades, ya que se puede incursionar como agente receptivo, distribuidor de equipos o constructor de instalaciones, o bien, como proveedor de servicios de alojamiento, transporte, alimentos o cualquier otro que no pueda cubrir el propio guía”.
Hay países como Costa Rica, Madagascar, Nepal y Ecuador en donde se ha desarrollado el turismo relacionado con el andinismo. Esta es una rama que produce una parte significativa de los ingresos de divisas provenientes del sector turístico.
Variedad de oferta vs. condición Rivera explica que hay gran variedad de destinos en el país para toda clase de gustos. “La clasificación es más que todo por la condición física de quien sube el volcán. En el país, la mayoría de cumbres se suben caminando”, insta el tour operador.
Ambos entrevistados sugieren a quienes quieren iniciarse en esta actividad que es necesario prepararse. Coinciden en que “es de disfrutar la actividad, no de sufrirla”.
Las sorpresas en el turismo de aventura están a la orden del día. Rivera comentó a Revista GERENCIA una de sus memorias más interesantes. “En diciembre de 2009, hicimos un viaje ya clásico para nosotros, al volcán Tajumulco. Pero, tuvimos una sorpresa, nos cayó una nevada. Una nevada de verdad, no granizo ni escarcha. Había fácil unos 20 centímetros de nieve en toda la parte alta del volcán”, contó el gerente, “fue una experiencia realmente inolvidable”.
Rubí López
Colaboradora
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt