Mujeres con el don de dar vida
Las comadronas son agentes de desarrollo y cambio que ayudan a dar vida en nuestro país
Muy temprano, Sandra sale corriendo en busca de Petronila -la comadrona del lugar-. Ella sabe que Petronila es la indicada para atender el parto de su hermana mayor, un acontecimiento esperado por toda la familia y la misma comadrona desde hace varios meses.
Petronila es una de las más de 20 mil comadronas que existen en el país –con una mayoría en el Occidente- y que cumple su función las 24 horas del día.
El trabajo de la comadrona en las comunidades indígenas no solo es respetado por su función médica, sino por su sabiduría y enseñanza, porque además son lideresas de cambio. Muchas de ellas son consejeras, intermediarias e incluso autoridades en su pueblo. Una prueba es que, actualmente existe la Alianza Nacional de Organizaciones de Mujeres indígenas por la Salud Reproductiva, la Nutrición y la Educación (Alianmisar), una entidad que comenzó en 2006 y que cuenta con más de un centenar de organizaciones de mujeres indígenas, entre ellas comadronas y lideresas de comunidades.
Un don indiscutible
Sandra y Petronila caminan rápido por el camino que llega a la casa, pero sin prisa. Ambas saben que el próximo bebé llegará sano a este mundo.
Y es que una comadrona no solo participa en el parto sino en la atención prenatal. Su función es tan importante que el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social toma en cuenta esta atención para incluirla en la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (la sexta y última se efectuó para los años 2014-2015).
En las comunidades, las comadronas brindan la atención prenatal desde que se enteran que la mujer está embarazada. Según las madres indígenas, esta atención es más frecuente y personalizada que en un centro de salud de la localidad e incluso del hospital más cercano.
La atención no solo es de tipo médico sino de tipo psicológico. Las comadronas apoyan y aconsejan a las futuras madres,
tanto que son presentadas a los bebés como sus abuelas. Esta sabiduría ancestral es valorada por la comunidad, ya que las comadronas son llamadas a realizar su labor por vocación o un llamado por medio de un sueño, basado en la cosmogonía maya.
Silvia Xinico, coordinadora departamental de Alianmisar.
Según indica Silvia Xinico, coordinadora departamental de Alianmisar, se valora la sabiduría ancestral, la tradición y la lengua materna. “También damos capacitaciones a las comadronas ya que respetamos el saber de nuestros antepasados, que ellas poseen, y el apoyo de diálogo con las autoridades municipales y nacionales”, dice Xinico.
Parto arduo
El camino de tierra que lleva a la casa de la hermana de Sandra es difícil, casi como la situación por la que atraviesan las comadronas como gremio.
Según Xinico, el trabajo que realizan no recibe ninguna remuneración del Estado y aunque la Política Nacional de Comadronas de los Cuatro Pueblos de Guatemala 2015-2025 está vigente, también se creó la Ley de Comadronas -aprobada por el Congreso pero vetada por el presidente Jimmy Morales-.
La ley referida por Xinico fue aprobada por el Organismo Legislativo en febrero de 2017 y reconoce el 19 de mayo de cada año como el “Día de la Dignificación Nacional de la Yon y/o Rati´t Ak´al Comadrona Indígena de Guatemala”.
Dicha ley fue vetada por el Ejecutivo en el Acuerdo Gubernativo 44-2017, ya que no era acorde a las políticas de salud incluyentes, excluía a comadronas de otras lenguas mayas (haciendo referencia solo al idioma kaqchikel), proponía un incentivo de Q.3 mil anuales (una derogación total de Q70 millones no presupuestados) y no contaba con un dictamen de la Comisión de Salud del Congreso.
“Algunas comadronas están de acuerdo con esta ley, ya que menciona que la edad límite para ejercer como comadronas es de 65 años y que recibirían un incentivo, pues al momento no cuentan con ningún incentivo, jubilación o compensación por parte del Gobierno. Mientras otras opinan que, si el Estado comienza a darles un pago por sus servicios, formarían parte del Ministerio de Salud Pública y posteriormente se les exigirán licencias y saberes que no son acordes con las prácticas ancestrales”, explica Xinico.
Según la coordinadora, se busca reconocer y respetar el trabajo de las comadronas, así como los saberes ancestrales junto con los conocimientos médicos. “Ejemplo de ello es que proporcionamos capacitaciones a comadronas y las apoyamos para que continúen su instrucción”, expresa Xinico.
Petronila y Sandra ya llegaron a la casa y preparan el parto. Según su saber, la futura madre puede dar a luz en cuclillas o “agarrada de un lazo”, de tal forma que el bebé pueda venir al mundo de la mejor forma.
Si bien en los centros de salud u hospitales pueden contar con mobiliario adecuado, al finalizar la labor de parto se procede a una revisión fría y sistemática del bebé. “Muchas madres se quejan de la atención de los centros de salud y prefieren contar con el apoyo de una comadrona. Como pueblos mayas damos especial atención a la placenta, ya que ahí vivimos durante nuestros primeros nueves meses. Le rendimos tributo en una celebración posterior”, continúa Xinico.
Mientras que Petronila atiende el parto se da cuenta que hoy es el día Kawoq, mismo día en que ella nació.
La hermana mayor de Sandra da a luz una bella bebé y, tanto Petronila como la familia cercana, se alegran de que pronto estudiará y seguirá la pasos de su “abuela”. En un futuro será la comadrona de la comunidad, ya que su nahual Kawoq indica que nació en un día especial para la plena realización de la mujer en la comunidad, la que le dio el mejor de los dones: dar vida.
Alejandro García Colaborador Revista GERENCIA editorialgerencia@agg.com.gt