Promueva la innovación y la creatividad
E incremente el valor de los productos y servicios que ofrece
Una de las lecciones que nos ha dejado la pandemia provocada por el Covid-19, es que las empresas deben ser flexibles, adaptables, creativas e innovadoras, y para ello deben contar con los equipos adecuados; es decir, con personas que cuenten con las habilidades y la actitud para lograrlo. Ese es el primer paso seguidamente se debe preparar el terreno.
La empresa debe contar con espacios en donde se puedan compartir las nuevas ideas y las personas deben sentir la confianza de exponerlas. Se trata de buscar mejoras y nuevas formas de hacer el trabajo en beneficio de la empresa y de los clientes.
La innovación se debe planificar. Para ello, es necesario establecer los objetivos, para que sea un proceso planificado en donde los esfuerzos sean aprovechados. Los modelos de negocio requieren revisiones constantes, sobre la marcha se deben hacer los ajustes e, incluso, cambiarlos cuando sea necesario para obtener una clara ventaja competitiva del negocio.
La innovación no es más que la oportunidad de mejorar los productos y servicios, así como la forma en que los entregamos a los clientes, y no depende solo del equipo creativo sino de todo un equipo de personas con talento y con voluntad para impulsar los cambios.
El desarrollo de conceptos innovadores y encontrar la forma para engranarlos en la operación de la empresa, permite que los productos o servicios sobresalgan de la competencia. Una forma de lograrlo es conociendo las necesidades de nuestros clientes, esto permitirá resolver un problema que los demás no estén resolviendo o llenar los vacíos de lo que no existe y que es esencial para nuestros usuarios, consumidores o para atraer nuevos clientes.
Es por eso, por lo que se debe cuestionar e investigar a los clientes. Porque sobre esas bases se creará una plataforma propicia para la innovación. Y las preguntas no solo deben enfocarse en aquello que vendemos, sino también en el servicio. Este también puede mejorarse y es una punta de lanza para que nuestra marca encuentra la diferenciación. Los clientes valoran el trato, la rapidez de respuesta y la calidad con que les servimos.
La línea de la innovación debe considerar la mejora en los procesos, la que debe acompañarse de sistemas de medición que permitan a los colaboradores centrarse en los puntos en que necesitan ser más efectivos. Y ello implica cambios en los procedimientos, en los equipos y en el personal. Lo que indiscutiblemente se refleja en mayor producción a menor costo, beneficios que se trasladan al consumidor.
Finalmente, si de innovación se trata es imprescindible e indispensable el uso de nuevas tecnologías. Si alguien más ya innovó los programas, los equipos, los aparatos o las máquinas, para ahorrarnos tiempo y hasta recursos, úselos. Después de ello, lo que queda es adaptarse al cambio, aprender y reaprender, solucionar problemas y trabajar de forma constante.
Redacción
Revista Gerencia
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