Recuperación económica. Un proceso lento, pero seguro

La recuperación llegará. Lo que nadie sabe con exactitud es cuando la situación volverá a ser estable, al menos hasta como antes de que la pandemia Covid-19.

Las proyecciones son positivas, pero las oleadas de la enfermedad que agobia al mundo continúan siendo inclementes, y ello hace que la incertidumbre se apodere de los agentes económicos.

Autoridades y analistas coinciden en sus previsiones. Si todo camina como se espera, Guatemala podría cerrar 2021 con una tasa de crecimiento en torno al 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) que ha sido, por decirlo de alguna forma, el promedio conservador de la última década, aunque con algunas alzas relativamente importantes. Por supuesto que, para pensar en un país rebosante o en una nación económicamente sostenible, se requiere de por lo menos el doble. Pero dadas las circunstancias, pareciera que un 3.5 por ciento al menos daría respiro dentro de una situación asfixiante en el mundo entero.

El ojo oficial
Sergio Recinos, presidente del Banco de Guatemala (Banguat), aseguró a Revista Gerencia que, según las proyecciones de la máxima entidad rectora de la actividad económica del país, se prevé para este año una recuperación de los efectos provocados por el Covid-19. Según las estimaciones del Banguat, el PIB estaría creciendo, en términos reales, en un rango de entre 2.5 por ciento y 4.5 por ciento, lo que da un valor promedio de 3.5 por ciento.

Este crecimiento estaría impulsado por la mejora del consumo privado, el incremento en el gasto del gobierno -derivado del aumento previsto en la inversión real directa- y por una mayor asignación de recursos asociados a la reactivación económica y a la reconstrucción de infraestructura dañada por las tormentas tropicales Eta y Iota. También existe el impulso de la recuperación de las exportaciones de bienes y servicios, resultado de las perspectivas de una sostenida recuperación de la economía mundial.

El positivismo de Recinos también se nota en las proyecciones de la tasa de inflación, que se ubicaría en 4.5 por ciento, una cifra establecida dentro de la meta de la Junta Monetaria. Además, existen otros indicadores importantes que se prevé retornen a niveles históricos. Por ejemplo, le emisión monetaria debiera volver a un crecimiento de entre 9.5 y 12.5 por ciento, mientras que el crédito bancario al sector privado crecería entre 6.5 y 9.5 por ciento, todo asociado a una mayor actividad económica prevista para 2021.

El presidente del Banguat también prevé una evolución favorable de las exportaciones con un crecimiento estimado dentro de un rango que va del 7.5 al 10.5 por ciento, fundamentado principalmente en una recuperación de la economía estadounidense que, obviamente, daría lugar a un crecimiento de divisas por remesas familiares en un rango de entre 8.5 y 11.5 por ciento.

Visiones coincidentes
En su presentación de perspectivas de la economía para 2021, el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), se mostró muy congruente con los planteamientos del Banguat.

Hugo Maul, director del área económica del CIEN, dice que, a como pinta la situación, a finales de 2021 se estaría esperando una recuperación en los niveles que se registraron durante 2019. Mientras que David Casasola, uno de los investigadores asociados de este tanque de pensamiento económico, aseguró que la recuperación se notará en un crecimiento en torno al 3.5 por ciento, lo cual coincide con las cifras dadas por el Banguat.

El modelo de análisis del CIEN evidencia que la recuperación es inminente, pero la prontitud dependerá de los niveles de afección que generen las nuevas oleadas del Covid-19 para saber cuál de las proyecciones será la que se hará realidad. Aunque todas reflejan recuperación, cada una evidencia velocidades diferentes.

Pero si algo no debe dejar de mencionarse, de las cifras dadas por el CIEN, son los datos sobre el empleo. El centro de investigaciones hizo hincapié en que la pandemia, solo en empleos formales, dio lugar a 78 mil plazas perdidas. Y si a eso se agregan todas las iniciativas del sector informal que debieron ser clausuradas, podemos tener una idea de los duros efectos de la pandemia en la economía nacional.

Una perspectiva diferente
Édgar Balsells, exministro de Finanzas y coordinador del área económica del Instituto de Problemas Nacionales de la Usac (Ipnusac), no es tan positivo y resulta un tanto más crítico del accionar oficialista. En realidad, Balsells considera que la recuperación no será tan acelerada y que ello obedece a un accionar bastante débil de las autoridades económicas.

El analista piensa que el país no mejora porque las autoridades se han acomodado en el pensamiento de que su único papel es el de promover una baja inflación y eso lo logran gracias a grandes reservas que facilitan el ingreso creciente de remesas familiares. Dice que se han olvidado de la búsqueda de un modelo de crecimiento nuevo, innovador y efectivo, mientras dejan pasar el tiempo con acciones conservadoras.

El Banguat, al respecto, se limita a decir que ha cumplido con sus objetivos incluso en este año marcado por la pandemia y remarca estar consciente de que las políticas públicas que promueven el crecimiento son las que permiten elevar la productividad y competitividad del país.

Lo cierto es que Guatemala y los guatemaltecos pasamos por una mala temporada, pero con esperanza de que todo volverá pronto a la normalidad, una que muchos han dado en llamar la Nueva Normalidad, pues mientras no haya vacunación masiva seguirán dominando el ambiente y las relaciones interpersonales, las medidas de bioseguridad como el uso de mascarillas, el distanciamiento social y el lavado de manos con agua y jabón.

La economía retomará su rumbo positivo y eso es esperado por todos. Pero para que eso suceda con la mayor prontitud, también se necesita del trabajo de todos.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
cmoralesmonzon@yahoo.com