Un factor importante para mejorar la productividad

Las personas de hoy están sometidas a mayores niveles de estrés y eso las convierte en víctimas de su entorno. Nervios alterados e impaciencia pueden afectar su productividad laboral

La productividad es un aspecto esencial para toda empresa. Podría decirse que es su fin último. Y buena medida de esta productividad está basada en los resultados del equipo humano, en su trabajo, esa actividad física y/o mental que se ejecuta con fines productivos que no solo dignifica a quien lo ejerce sino contribuye al desarrollo social e individual. De esta relación de definiciones es que se concluye que, un ambiente laboral siempre contribuirá a una positiva o negativa productividad.

Está comprobado que la salud mental es clave para el éxito productivo. Estudios formales a nivel mundial lo evidencian. De allí que toda empresa debe intentar generar un ambiente laboral positivo para sus colaboradores, pues de esa manera también estará contribuyendo a mejorar su productividad.

Hoy día, la salud mental de las personas se ve afectada por muchos aspectos de su entorno diario. Los congestionamientos vehiculares, por ejemplo, suelen convertirse en causa de este tipo de problemas. Pero en el trabajo, el acoso y la intimidación suelen convertirse en problemas frecuentes que terminan siendo negativos para el ambiente laboral. Quizá por ello, de un tiempo a la fecha, también se han vuelto frecuentes las evaluaciones laborales que intentan conocer el estado del ambiente laboral que, aun cuando en términos generales tiene un propósito de mayor interés para la productividad de la empresa, sirve fundamentalmente para detectar aspectos que están afectando negativamente el ambiente laboral.

Los estudios de la ONU
En mayo del año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó datos y cifras sobre el tema de la salud mental en el lugar de trabajo. En ella aseguraba lo beneficioso que es el trabajo para esta condición, pero también advertía que un entorno negativo puede causar problemas físicos y psíquicos.

De acuerdo con los datos básicos de la OMS, la depresión y la ansiedad repercuten económicamente en la productividad. Las estimaciones de los estudios de la entidad dan cuenta de que, anualmente estas afecciones de tipo mental cuestan a la economía mundial alrededor de US$1 billón en pérdida de productividad. Guatemala carece de este tipo de estudios, pero sin duda enfrenta este serio problema. Pero la OMS también informa que, por cada US$1 invertido en el tratamiento de trastornos mentales frecuentes se obtiene un rendimiento de US$4 en la mejora de la salud y la productividad.

Los estudios de esta organización internacional también afirman que, en el mundo hay unos 264 millones de personas que padecen de depresión, una afección mental que se ha convertido en una de las principales causas de discapacidad humana. Pero también refiere que muchas de las personas que padecen de depresión, también muestran síntomas de ansiedad.

Los países deben tomar cartas en el asunto y poner atención a estudios de esta naturaleza, no solo a nivel empresarial sino también a nivel gubernamental, ya que también se ha comprobado que la falta de trabajo es un factor que contribuye con mucha facilidad a generar riesgo de problemas mentales. Quizá por ello, en Guatemala todos los programas de gobierno contemplan aspectos relacionados con la promoción de plazas laborales y ofrecen su creación en cantidades que parecen difíciles de alcanzar, pero necesarias para generar la estabilidad emocional entre sus habitantes.

Sin dudas al respecto, la OMS asegura que, un entorno adverso en el trabajo puede dar lugar a problemas físicos y psíquicos, a un consumo nocivo de sustancias y de alcohol, al absentismo laboral y a pérdidas de productividad. De allí que, la entidad recomiende la promoción de la salud mental en el trabajo y el apoyo a las personas que sufren trastornos psiquiátricos, pues con ello se hace más probable la reducción del absentismo laboral, el aumento de la productividad y la obtención de beneficios económicos que conllevan esos defectos.

Muchos son los factores que suelen afectar la salud mental en el ambiente laboral. Los encargados de promover esos ambientes agradables y menos perjudiciales son en su mayoría las unidades de recursos humanos, las que deben estar conscientes de que una interacción inadecuada entre el tipo de trabajo, el entorno organizativo y directivo, las aptitudes, las competencias del personal y las facilidades que se ofrecen para que las personas realicen su trabajo, son elementos de suma importancia para un buen ambiente laboral.

La OMS señala entre algunos de los riesgos para la salud mental a las políticas inadecuadas de seguridad y protección de la salud, las prácticas ineficientes de gestión y comunicación, el escaso poder de decisión del trabajador o la ausencia de control de su área de trabajo, el bajo nivel de apoyo a los empleados, los horarios de trabajo rígidos y la falta de claridad en las áreas u objetivos organizativos. Todo lo anterior explica por qué cada puesto debe tener a la persona adecuada, pues de no ser así seguro se convertirá en un factor de riesgo que afectará la interacción, y esa cadena en cualquier trabajo terminará afectando la productividad.

Para alcanzar un ambiente laboral de calidad es importante la existencia de leyes, estrategias y políticas gubernamentales que lo faciliten. Investigaciones al respecto ha presentado la Unión Europea (UE) para la actuación en materia de salud mental y bienestar (EU-Compass).

Un informe académico de esta entidad recomienda que, las intervenciones entre trabajadores y directivos de las empresas tengan un triple enfoque que se sustente en proteger la salud mental reduciendo los factores de riesgo relacionados con el trabajo; promover la salud mental al desarrollar aspectos positivos del trabajo y de las cualidades y capacidades del personal, y tratar de solucionar los problemas de salud mental, con independencia de su causa.

La Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, en su artículo 27, proporciona un marco jurídico para promover los derechos de las personas con discapacidades psicosociales. De ello se deriva que, muchas empresas incluyan entre sus beneficios atención psicológica para sus colaboradores, de tal forma que puedan mantener un equilibrio emocional.

En estos tiempos, todo ello es necesario, porque el ambiente externo también influye en la actitud de los trabajadores, de cara a sus responsabilidades. Muchos guatemaltecos están hoy día expuestos al estrés que genera la presión ocasionada por las largas jornadas de tráfico pesado.

Un gran número de habitantes han debido migrar a las afueras de la ciudad, pero siguen trabajando en ella, por lo que deben viajar diariamente a sus puestos laborales. Ello ha provocado que los ingresos a la capital guatemalteca se caractericen por largas filas de vehículos y duraderas esperas que llegan a viajes de hasta 2 o 3 horas.

Solo entre Amatitlán y la capital, con apenas 26 kilómetros de distancia, un poblador puede hacer ese tiempo de cola en dos turnos, por la mañana y por la noche, cuando retorna a casa. Estas extenuantes jornadas generan estrés y, por supuesto, afectan el desempeño laboral de muchos, cuya ansiedad no les permite desarrollar al cien por ciento sus potencialidades en el trabajo.

Marco Antonio Garavito, presidente de la Liga Guatemalteca de la Salud Mental, lo ha dicho en innumerables oportunidades y entrevistas con medios de comunicación, calificándolo como un problema social al que debe ponérsele atención en dos vías: gubernamental y empresarial.

Ojo empresarial
Andrés Soto, Gerente de País de ManpowerGroup, hace referencia al tema y reconoce que los trastornos mentales, que no necesariamente significan que alguien haya perdido el sentido de la realidad, son “un síndrome o interpretación de hábitos psicológicos que a interpretación clínica se asocian con un malestar o incapacidad. La salud mental o emocional es el bienestar psicológico general, que incluye la manera en que uno se percibe, como se siente, la calidad de relaciones que establece, la capacidad de manejar los sentimientos y hacerles frente a las dificultades”.

De la explicación de Soto, entonces, es fácil deducir lo importante que resulta para la productividad empresarial, que su personal cuente con una buena salud mental, dentro de un ambiente laboral sano y amigable. Mantener alta la autoestima de los colaboradores, la autoconfianza, la capacidad de lidiar con el estrés, recuperarse de las adversidades, el gusto por la vida, divertirse, construir y mantener relaciones satisfactores, así como la flexibilidad para adaptarse a los cambios, son habilidades que ayudan a cualquier persona a vincularse con un empleo y con diferentes áreas de su vida, explica Soto.

Un ambiente laboral sano
y amigable promueve la buena
salud mental y, por ende,
la productividad empresarial

El empresario también toma como base y fuente de información los datos publicados por la OMS, pues definitivamente son referencia importante en este tema. Pero le agrega ingredientes importantes a tomar en cuenta. Por ejemplo, dice que, si bien es cierto que casi 300 millones de personas en el mundo enfrentan problemas de salud mental, principalmente asociados al estrés y la ansiedad, también es cierto que la mayor prevalencia está en las mujeres.

Por supuesto que, este grupo suele enfrentar mayores niveles de estrés, principalmente países como Guatemala, por cuanto las mujeres deben atender no solo las obligaciones que generan sus puestos de trabajo formal, sino también las del hogar, que incluyen la atención de los niños, la limpieza del lugar de habitación, así como lavar y planchar la ropa, solo para mencionar algunas actividades habituales de este grupo poblacional que desarrolla extramuros laborales de la formalidad.

Soto advierte que, para generar ambientes saludables de trabajo, debe empezarse por preparar a los niños, ofrecer programas preventivos que reduzcan incidencias, facilitar apoyo psicológico y garantizar espacios y horarios que motiven un ambiente agradable para ejecutar las tareas.

No se puede permitir que las personas lleguen a tomar decisiones extremas, por las complicaciones que les provoque la existencia de un ambiente laboral desagradable. Soto apunta que, según la OMS, por ejemplo, 800 mil personas se suicidan anualmente. Y el 79 por ciento de ellas son originarias de países con ingresos bajos o medianos.

El empresario asegura que, aunque muchos no lo crean o lo compartan, es responsabilidad institucional de una unidad productiva, facilitar los ambientes para que las personas se desarrollen adecuadamente y puedan ejercer sus funciones de la mejor manera posible. Se deben facilitar herramientas y factores que coadyuven a la mejor salud mental de las personas, pues de esa forma se va a lograr siempre un ambiente laboral que permita mejores niveles de productividad.

No creamos entonces que alguien que padece de algunas dolencias mentales es un loco. En estos dorados tiempos, casi todo mundo padece de más de algún problema mental, principalmente asociado con el estrés, debido a su exposición al ambiente natural en que se desarrollan las sociedades.

Es casi imposible escapar de ello, por eso es por lo que, se deben generar programas especiales de apoyo que reduzcan las incidencias de este tipo de problemas con la productividad. Si logramos que esto suceda, es posible que las personas podamos vivir en mayor concordia y paz colectiva, aportando no solo a una sociedad más unida sino también a mayores niveles de crecimiento económico y desarrollo socioeconómico.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
Revista GERENCIA
cmoralesmonzon@yahoo.com

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