Voto nulo, herramienta electoral que no resuelve nada
Los analistas opinan, que la reforma que da la posibilidad de repetir una elección si el voto nulo sobrepasa el 50 por ciento del total de los votos válidos, no cumple con eliminar el rechazo hacia los políticos
El proceso electoral está en marcha. La propaganda de los partidos no abarrota los medios de comunicación y tímidamente se ven vallas panorámicas con propuestas de candidaturas. Todo se debe a las reformas electorales que trasladaron el control propagandístico a la Unidad Especial de Medios de Comunicación del Tribunal Supremo Electoral (TSE), encargada de pautar la propaganda en los medios y cuyo proceso fue adversado por los grupos mediáticos más importantes del país.
Pero esos no fueron los únicos cambios promovidos en las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Entre otros, se incluyó una variante para el conteo de votos. Y es que los votos nulos, que antes no tenían importancia alguna, ahora podrían llevar, incluso, a la repetición de una elección.
Un voto nulo es aquel cuya papeleta no esté marcada claramente a favor de algún candidato o agrupación, y genere dudas porque no refleja una intencionalidad concreta, ya sea porque la marca abarque toda la papeleta o bien marque varias opciones sin que dé muestras de haber querido votar por una en específico.
Entonces, de acuerdo con las reformas que se aplican por primera vez en este proceso electoral, si la sumatoria de votos nulos, que ahora se contarán como si se tratase de una candidatura más, llegara a representar el 50% de los votos válidos más uno, se daría lugar a la repetición de la elección de que se trate. Esto porque la medida, de acuerdo con la ley, abarca a todas las posibilidades, es decir la elección presidencial, la de diputados, la de corporaciones municipales y la de diputados al Parlamento Centroamericano (Parlacen).
Hasta la elección pasada, los votos nulos se sumaban a los blancos y no eran considerados como válidos. Hoy, en cambio, los nulos serán tomados en cuenta como válidos, por la característica nueva que les asigna la ley en cuanto a representar la posibilidad de repetir una elección.
Voces sobre la reforma
José Carlos Sanabria, coordinador del Departamento de Investigaciones Sociopolíticas de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), piensa que esta es una medida superficial que, de fondo, no soluciona el gran problema del desencanto en que han caído los partidos políticos ante la ciudadanía. No obstante, reconoce que la nueva fórmula para el conteo de votos, que da valor real a los votos nulos, servirá como una válvula de escape de la presión de un sistema desprestigiado y con poca confianza.
El analista político no es de la idea que la fórmula abra una ventana para la manipulación de los procesos electorales. Dice no verlo desde esa perspectiva, y en realidad estima que la posibilidad de que se dé es difícil de concretarse. Para Sanabria, la credibilidad y la legitimidad del proceso descansa en otros factores sólidos, por ejemplo, en el trabajo de órganos temporales como las juntas receptoras de votos.
Uno de sus grandes problemas, indica el analista de ASIES, está en las implicaciones financieras que podría tener la repetición de procesos electorales, pues si se llegara a dar en varias localidades los costos serían altos. Sin embargo, reconoce que, a su parecer, el TSE cuenta con los recursos necesarios para enfrentar este tipo de situaciones.
Édgar Ortiz, director del área jurídica de la Fundación Libertad y Desarrollo, expone la falta de entendimiento sobre cómo funciona este sistema del voto nulo, como una de las causas para que se haya vuelto tan polémico. La gente no entiende cómo funciona el voto nulo ahora y hay, incluso, personas que piensan que el voto nulo obliga a presentar otros candidatos, cuando no es así.
Sin embargo, aun con todo y que es una buena herramienta, Ortiz considera que no es una solución de largo plazo a los problemas electorales del país, marcados por la falta de credibilidad en el sistema y la casi nula confianza que existe hacia los partidos políticos y sus integrantes.
En Ecuador, por ejemplo, cuenta que existe una parte legal sobre el voto nulo, muy en la línea de la guatemalteca. No obstante, nunca en la historia el voto nulo ha sobrepasado el 10 por ciento de los votos válidos.
Ortiz piensa que el nuevo sistema es una buena herramienta electoral, pero también cree que fue una reforma a medias, ya que, según él, debió aprovecharse para obligar al cambio de candidatos si llega a ganar el voto nulo, pues es obvio que el rechazo es hacia los candidatos, y en la forma en que quedó planteado ese problema no se resuelve.
Con todo, el analista no considera de alta posibilidad que en Guatemala vaya a haber casos de repetición de elecciones porque gane el voto nulo, pero si cree que debe concluirse adecuadamente la reforma, para que en realidad tenga incidencia y deje satisfecho al electorado.
Epílogo
Guatemala está a las puertas de una elección general. La legislación prevé que, si en uno de los procesos el voto nulo sobre pasa el 50 por ciento de la preferencia electoral, este deberá repetirse. Pero el problema que ve la mayoría de los analistas es que, en la repetición las opciones siguen siendo las mismas y eso no haría variar los resultados, dado que el rechazo popular seguiría manifestándose en contra de los candidatos que ya corrieron en la primera elección anulada.
El país requiere de cambios, pero cambios profundos que de verdad signifiquen opciones para la población. Los juegos manipuladores de aparentar evoluciones solo podrían llevarnos a más confusión y más rechazo hacia la clase política, lo que podría ser más perjudicial para el tenso clima que ya se vive y para el nivel de credibilidad que existe hacia ella.
Carlos Morales Monzón
Periodista y profesor universitario
Revista GERENCIA
cmoralesmonzon@yahoo.com