Administración pública con pocos resultados

Desde que tomó posesión el gobierno de Otto Pérez Molina anunció que desarrollaría una gestión por resultados, pero estos no se hacen realidad

Los precios de la canasta básica se mantienen en firme aumento.

Los administradores le llaman APO (Administración Por Objetivos) y el presidente Otto Pérez Molina, gestión por resultados. En realidad, no hay ninguna diferencia teórica entre una y otra. La única visible es la práctica, pues al mandatario parece que los resultados no se le dan como él los promueve.

Dice David Kolb que no hay mejor práctica que una buena teoría, pero según algunos analistas, el problema de la actual administración gubernamental es que no se aplica adecuadamente a la teoría. De allí que, los resultados no se estén dando, pues tampoco se están planteando las metas de manera adecuada y pareciera que se actúa no solo casuísticamente, sino que sin coordinación. Las constantes declaraciones divergentes entre Pérez Molina y el ministro de Gobernación, Héctor Mauricio López Bonilla, son solo un ejemplo de ello.

La economía familiar anda de capa caída, con los precios de la canasta básica en firme aumento, pese a los constantes spot televisivos de la vicepresidenta Roxana Baldetti, quien ha anunciado que el gobierno lucha fuertemente contra el alza. Los programas sociales son centro de críticas por su escaso avance y cobertura, principalmente el Hambre Cero, que se supone es la bandera de la actual administración. La actualización fiscal no ha rendido los frutos que dijeron iban a dar y más bien se ha caído en la necesidad de recurrir a un esquema de financiamiento que cuando estaba en la oposición el partido oficial criticó hasta la saciedad: el endeudamiento.

El gobierno promueve la emisión de bonos por Q3 mil 500 millones que tendrían el propósito de pagar parte de la deuda flotante, de Q2 mil millones con el sector construcción y otros Q1 mil 500 millones para nueva obra gris. La idea, que parece ser su única salida para la inversión pública y que costaría elevar el déficit fiscal a 2.2 por ciento sobre el Producto Interno Bruto (PIB), no sólo se ha convertido en una polémica nacional, sino demuestra que la actualización tributaria ha dado al traste.

En el Congreso de la República, la falta de operadores políticos de calidad ha empantanado todo proceso que pueda llevar a un fin feliz en la aprobación de leyes de bienestar nacional, y ha estado a punto de evitar que nuestros productores puedan ser competitivos en otros mercados. La anodina gestión de Pedro Muadi en la presidencia del Legislativo ha sido más que evidente.

Y si de su promesa de campaña se trata, la famosa mano dura, la cosa tampoco es color de rosa. Lejos de disminuir, la violencia ha aumentado, al extremo de que grupos delincuenciales entran, asesinan y secuestran a agentes policiales en sus propias instalaciones, no digamos que delincuentes comunes asalten y disparen contra sus víctimas en pleno centro histórico, como el caso del estudiante del colegio San Sebastián, que fue herido de gravedad a solo una cuadras de la sede central del gobierno y del Ministerio de Gobernación.

Para unos, este panorama demuestra que el gobierno es incapaz de cumplir su gestión por resultados, para otros solo es cuestión de percepciones, pues hay voluntad manifiesta y solo una coyuntura difícil de enfrentar. Lo cierto es que los guatemaltecos dicen sentirse cada vez más afectados por una tormenta que parece arrasar con todo lo que se pone en el camino, ante la mirada impotente de un gobierno que no sabe cómo calmar el temporal.

Visión conciliadora


María del Carmen Aceña,

analista-investigadora del CIEN.


Manfredo Marroquín, presidente de

la junta directiva de Acción Ciudadana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

María del Carmen Aceña fue la ministra de Educación en el gobierno de Óscar Berger, hoy día asesora al ministerio de Gobernación y por años ha sido analista-­investigadora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

Según Aceña, el problema principal de nuestro país es que se vive una cultura de activismo y no de logros, como requiere una gestión por resultados. Y aunque reconoce de alguna manera que no se consiguen los resultados esperados, sí considera que el gobierno hace sus mejores esfuerzos por hacer las cosas bien.

“Vivimos de percepciones y estas no son las mejores”, argumenta, al tiempo que se refiere directamente, como ejemplo, al clima de violencia. La investigadora menciona una disminución en la tasa de homicidios, pero también reconoce que la percepción sigue reflejando un alto nivel en las muertes violentas.

Otros analistas, al respecto, dicen que lo que este gobierno ha vendido como una reducción en los niveles de violencia, en realidad no es un trabajo propio. De acuerdo con este análisis, lo que sucedió principalmente en 2012 no fue sino el efecto del trabajo que se hizo en el campo de la seguridad preventiva durante los últimos dos años del gobierno anterior.

El actual ministro llegó e impuso su estilo, pero con él también se eliminaron muchos programas preventivos que fueron bastión para lograr reducir la tasa de homicidios. Por ejemplo, el programa escuelas abiertas, el cual fue cerrado con la llegada del gobierno patriota.

Aceña apunta que el problema está en las metas, pues cree que no se plantean adecuadamente, lo que evidentemente se traduce en resultados no esperados.

Como evidencia de los esfuerzos que haría la cartera del Interior para mejorar la situación, está el contrato que firmó con la empresa Falconi, de origen brasileño, y que tiene como propósito desarrollar y supervisar una gestión por resultados.
Falconi, con más de 30 años de experiencia en el mercado de la consultoría de resultados, se vende como una organización “reconocida por su capacidad de ayudar a organizaciones a construir resultados excepcionales por medio del perfeccionamiento de su sistema de gestión”.

No obstante, los resultados reales no parecen estar a la vista de la opinión pública o, al menos, son poco perceptibles, pues el ministro es uno de los más criticados por su gestión.

Crítica férrea Uno de los más críticos dentro del grupo de entrevistados es, sin duda, Manfredo Marroquín, presidente de la junta directiva de Acción Ciudadana y coordinador del proyecto de Transparencia Internacional capítulo Guatemala.

Sin tapujo, Marroquín asegura que la del partido Patriota es una gestión gubernamental deficiente. Si de calificarla se trata, diría que es “muy mala”, no tiene sello particular, es “un desastre en todas las áreas”, dice. El principal problema, según Marroquín, es que no se ve ni propuesta ni planes. Y en lugar de generar resultados positivos, como venden su tipo de gestión, “más bien han generado crisis”.


Enrique Maldonado,

del Icef

Los centros asistenciales de la salud pública no dan señales
de mejora en Guatemala.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Como ejemplo menciona el tema de la educación. Enfrentamientos con el sector estudiantil y el empresariado de la educación son solo una parte de esa crisis, que se hace mayor cuando promueven la anulación de una carrera magisterial de nivel medio a cambio de otra que funcionaría a nivel universitario, pero que no ha sido estructurada aún y de la cual nadie se hace responsable hasta el momento.

La salud es otro colapso en este gobierno. En el hospital Roosevelt, uno de los dos centros asistenciales más importantes del país, ni siquiera duran los directores. En menos de dos meses ha habido tres directores y se supone que los dos primeros renunciaron por la falta de apoyo del ministro a su gestión, aun cuando ellos adujeron asuntos personales.

En la seguridad, dice Marroquín, lo que se ve es pura improvisación y ello nunca generará resultados positivos. Los procesos de compra por excepción minan la posibilidad de que se logre hacer exitosa una gestión por resultados, pues son objeto constante de la crítica y hace que se desvíen las acciones a la defensa de sus objetivos y no se fortalezcan las acciones, generando un clima de percepciones negativas.

El problema del presidente Otto Pérez Molina, es de gestión y no de comunicación, argumenta Marroquín, por ello es que considera que el programa televisivo del mandatario es solo un gasto innecesario.

Todo este panorama no hace sino hacer pensar a nuestro entrevistado que el camino hacia delante se ve difícil de reencauzar, principalmente porque no hay autocrítica y eso deja la sensación de que ellos piensan que hacen lo correcto.

Enrique Maldonado, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), no es menos crítico, aunque él es de los que creen que entre todo hay algunas cosas interesantes que se han hecho, como por ejemplo la implementación del Sistema de Compras y Adquisiciones, conocido como Sicoin.

Pero de allí en adelante solo ve debilidades. Y es que, según Mal donado, la planificación por resultados que dicen efectuar es muy débil, principalmente cuando no se le da seguimiento y monitoreo a lo que se ejecuta.

Maldonado cree que el problema clave radica en que no existe una visión clara de país, de qué es lo que queremos ser y cómo nos vemos como nación de cara al futuro. “Para más Honduras ya trabajó en ello y generó su Ley Visión de País”, comenta.

Por supuesto que tener claro el futuro a través de una visión de país ayuda a la gestión por resultados, recalca, pues es como plantearse las grandes líneas de acción sobre las cuales se quiere ver a Guatemala transitar en su camino al desarrollo y el crecimiento. Pero si eso no se tiene claro, nada se hará en la búsqueda de esa línea.

Esa dolencia, según Maldonado, hace que el gobierno recurra a la promoción de su discurso en grandes y costosas campañas de propaganda que incluyen, además de frecuentes spot televisivos y radiales, el programa exclusivo De frente con el Presidente.

A todo ello se deben agregar acciones negativas como el abuso en el fraccionamiento de adquisiciones y compras sin licitación, como la que se pretende efectuar con armas para la Policía Nacional Civil.

Maldonado también opina sobre acciones como la criticada emisión de bonos por Q3,500 millones, la que considera incongruente pues genera deuda mientras por otro lado se promueve la reducción de impuestos como el de Circulación de Vehículos.

El analista del Icefi dice que, el gobierno arrancó en la dirección correcta con su planificación por resultados, el problema es que luego sus acciones no hacen sino contradecir lo que en papel han plasmado. Lo anterior demostraría que sus equipos de planificación son muy débiles y solo se basaron en los planes de gobierno, pero nunca en planes de país, que es lo que se necesita para salir adelante.

El tema que camina

Quizás el único tema que en realidad dé pasos verdaderamente positivos sea el de la promoción de las inversiones. Pero no es que lo maneje exclusivamente el gobierno. En realidad, se maneja a nivel empresarial con los cuadros que el sector privado ha involucrado en las filas de primer orden del gobierno.

Invest in Guatemala es un programa del ministerio de Economía, bajo la sombría del Programa Nacional de Competitividad (Pronacom), en el que trabajan cuadros del sector privado organizado y que sigue líneas de acción de organizaciones como la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa).

En este programa hay proyectos como el Asísehace.gt o MiNegocio.gt, en los que se promueve la creación de empresas y se facilita toda la tramitación necesaria para su nacimiento.


Jaime Díaz,

director del Pronacom.

Un punto a favor del gobierno es la promoción de las inversiones,
aunque estas se manejan con los cuadros que el sector privado ha involucrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jaime Díaz, director del Pronacom, cuenta que, de enero de 2012 a la fecha, con estos proyectos han logrado reducir de 42 a 12 los días que tarda una empresa en tramitar su registro para funcionar en el mercado.

Con mucho orgullo, Díaz afirma que el registro que han logrado es el mejor de Centroamérica y el tercero en Latinoamérica, pues sólo Uruguay y Chile son mejores que el guatemalteco.

Sin embargo, todo el esfuerzo que por esta vía pueda hacerse realidad, otras áreas como la falta de seguridad, los pocos avances del Congreso en materia legislativa para mejorar el clima de negocios en términos jurídicos y la poca incidencia del ministerio de Trabajo en la mejora del ambiente laboral echan por la borda lo que se haga en Pronacom.

Han pasado 18 meses desde la instalación del nuevo gobierno encabezado por Otto Pérez Molina. Es un año y medio en el que las cosas no salen como los gobernantes quisieran. Pero eso no va a cambiar si ellos no hacen las cosas como se debe. Es decir, planifiquen y actúen coordinadamente para conseguir los resultados que esperan. Si siguen en esa contradicción de planificar una cosa y hacer otra, lo más seguro es que terminarán su período de gobierno y Guatemala no habrá ganado nada.

El tiempo vuela y cuando sintamos estaremos en las próximas elecciones. Por ello, si de verdad quieren cambiar el rumbo, los patriotas que gobiernan el país deberán cambiar rápidamente y plantearse las metas que de verdad puedan cumplir, para que ellas los lleven a un nuevo nivel y así, sucesivamente caminemos hacia un verdadero cambio.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Consultor
cmoralesmonzon@yahoo.com

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