Educar en el respeto y la prevención

La violencia es una epidemia social que se contagia y se aprende

En 2014, Edwin Vanegas -guardían de una escuela primaria en Chinautla- secuestró y mató a una estudiante, hecho por el que fue condenado tres años más tarde.  Emily Paredes, de 12 años, fue asesinada a balazos al salir de la escuela ubicada en “Mario Alioto”, en Villa Nueva. Juan Francisco Yolop fue asesinado afuera de una escuela de educación primaria en el puerto de San José, mientras esperaba a su hijo.

En julio de 2018, circula en redes sociales un vídeo en donde se observa a un hombre masturbándose dentro de un vehículo ubicado en las afueras de una escuela primaria en la zona 12, mientras observa la salida de las alumnas. En febrero de 2018, en Nuevo San Carlos, Retalhuleu, el niño Ander López -de 8 años- que cursaba segundo año primaria, fue vapuleado por cinco estudiantes de la misma escuela. Estos sucesos reflejan que, tanto dentro como fuera de los centros educativos, estudiantes, docentes y familiares están expuestos a la violencia física, emocional, verbal, social y sexual.

Para comprender lo que sucede con el ejercicio de la violencia de unas personas sobre otras, se debe recordar que esta se da porque se construye una situación de desbalance de poder en donde unas personas se asumen como superiores y conciben al otro como inferior.

En los centros educativos ocurre el acoso o bullying, el que se concibe como el “maltrato repetitivo e intencional que un niño recibe de otros con el objeto de someterlo, apocarlo, amenazarlo. Lo que atentan en contra de su dignidad”, según lo define el Ministerio de Educación (Mineduc), en el documento “Recurrencia del bullying en el sistema educativo guatemalteco agresiones reportadas por estudiantes desde el nivel primario hasta el nivel medio”, publicado en 2016.

El estudio del Mineduc se enfocó en estudiantes de tercero y de sexto primaria, de tercero básico y graduandos. Y es que, las relaciones de abuso responden a lo que el imaginario social dicta, y pueden convertirse en discriminación por clase social, condición económica, identidad de género, orientación sexual, pertenencia étnica o creencias religiosas.

Los resultados del estudio de marras señalan que, en tercero primaria, el 36% del estudiantado “siempre” se considera víctima de acoso, en sexto primaria es el 29%, tercero básico 14% hasta disminuir al 6% en los graduandos. En los mismos niveles escolares el porcentaje de estudiantes que “casi siempre son agredidos” van desde el 46% en tercero primaria, al 44% en sexto primaria y 17% de los graduandos.

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En 2015, el Mineduc levantó la “Encuesta Nacional sobre Violencia y Clima Escolar” con el objetivo de “caracterizar los tipos de violencia y el clima escolar en los establecimientos educativos y promover la convivencia pacífica y los valores ciudadanos en el marco de los derechos humanos y de una cultura de paz”. La encuesta incluyó las dimensiones de seguridad, enseñanza – aprendizaje, relaciones interpersonales, liderazgo e involucramiento de padres de familia. Cada una de estas dimensiones se enfocó en temas como acoso escolar, violencia entre estudiantes y docentes, acoso sexual, clima del aula, respeto a la diversidad (de género y de pertenencia étnica), entre otros.

La encuesta del Mineduc reflejó que, la violencia emocional se da en mayor grado seguida de la violencia verbal y la física, aun cuando esta es socialmente aceptada e impulsada por grupos que, escudados en creencias religiosas, cuestionan el hecho de que niños y adolescentes sean sujetos de derecho.

Los resultados obtenidos de esta encuesta difieren de los obtenidos en el estudio sobre el bullying, porque la muestra y la población son distintas. Según la encuesta, el 14% de los estudiantes de nivel primario (Santa Rosa, ciudad de Guatemala y departamento de Guatemala), y del nivel medio (Totonicapán, El Progreso y Sacatepéquez), son víctimas de acoso escolar.

De igual manera se indica que, de cada 10 estudiantes de nivel medio, 3 reportaron haber sido espectadores de acoso. Es decir, el estudiante sabe qué es el acoso, identifica que no está bien, pero no asume un papel protagónico y de denuncia.

Los departamentos que reflejaron menos acoso escolar en primaria son Retalhuleu, Totonicapán y San Marcos, y en el nivel medio, Petén, Izabal y Zacapa. El estudio de marras también indica que conforme los estudiantes van avanzando a grados superiores, los reportes de violencia aumentan. Por otro lado, aunque se intentó durante más de quince días, por medio del departamento de comunicación del Mineduc, obtener información de las denuncias sobre casos de violencia recopiladas en la línea de 1503, no se obtuvo respuesta.

Ambos estudios coinciden en que son los hombres quienes están más expuestos a ser víctimas de acoso en el centro educativo y son también quienes más agreden a sus pares y a docentes. El acoso al que los estudiantes están expuestos es ejercido por otros hombres y no por mujeres. En general, el acoso ejercido por hombres hacia hombres está relacionado con la dicotomía de afirmar lo que se considera masculino y negar lo que se considera femenino. El estudio sobre acoso del Mineduc refleja que “los estudiantes con sobreedad reportan más bullying (…) y en los grados iniciales se encuentra un porcentaje más alto de víctimas (…) que en los grados superiores”.

Otra de las formas de violencia escolar que se reflejó en la encuesta es el acoso sexual, que ocurre cuando “se reciben solicitudes, mensajes o comportamientos como contacto físico, insinuaciones o exigencias de tipo sexual”. En el nivel primario, 2 de cada 10 entrevistados son víctimas de acoso sexual; en nivel medio es en donde más se reporta este problema en el salón de clases, al ser los compañeros quienes lo perpetran.

Se identifican también “conductas antisociales” como aquellas que perturban la armonía en el centro educativo. De cada 10 estudiantes de quinto año de diversificado, 3 reportaron pornografía, drogas o alcohol y presencia de pandilleros en alrededores.  El estudio sobre el acoso refleja que a quienes les gusta asistir a las actividades del centro educativo son quienes reportan menos bullying, lo que indica que el fenómeno disminuye cuando el clima escolar es positivo. De igual manera, es importante mencionar que quienes reportan tener amigos son quienes no padecen de agresiones de parte de sus compañeros “ya que el aislamiento y la timidez se convierten en factores que provocan el acoso escolar”.

Otras de las formas de violencia son las relacionadas con “la discriminación por motivos de etnia, sexo, preferencias sexuales, ideas políticas o religión”. Es importante aclarar que, el término preferencia sexual utilizado por el Mineduc no es adecuado, sino que debe hablarse de orientación sexual, ya que la utilización del término preferencia promueve la idea errónea de que la orientación sexual puede ser cambiada o modificada a voluntad. La posesión de armas es otro elemento mencionado por estudiantes de sexto primaria y de tercero básico en el estudio. El Mineduc concluye que, “quienes afirmaron haber visto este tipo de artefactos, también reportaron más bullying”.

En el año 2016, el Mineduc promulgó la “Estrategia Nacional de educación para la convivencia pacífica y prevención de la violencia 2016 – 2020”, que incluye la ejecución de los programas y proyectos “Convivencia pacífica y prevención de la violencia”, “Miles de manos”, “Escuelas Seguras”, el “Proyecto para la erradicación del acoso, abuso, violencia sexual y el embarazo en adolescentes” y la aplicación del Protocolo de identificación, atención y referencia de casos de violencia dentro del sistema educativo nacional y de la Guía para la identificación y prevención del acoso escolar (Bullying).

Todas estas iniciativas están en ejecución y se preparan informes parciales sobre los mismos, indica César Montenegro, asesor del Vicedespacho.

Roberto M. Samayoa O.
Colaborador
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt

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