El mercado de las gasolinas, entre arenas movedizas

Un análisis relacionado con la estructura de precios

Si hay algo que hoy en día genere polémica en Guatemala, eso es la estructura actual de los precios de los combustibles. Para el diputado Carlos Barreda, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), existe una evidente concertación en el establecimiento de precios de los combustibles. Sin embargo, los directamente involucrados se defienden y aseguran que eso es falso, mientras advierten que lo que este mercado refleja es un fenómeno conocido como paralelismo involuntario de precios.

Lo verdaderamente cierto, es que los precios de las gasolinas se han visto incrementados en los últimos tiempos, según algunos expertos, motivados por acontecimientos internacionales que activan las especulaciones y presionan los precios hacia el alza. Uno de esos fenómenos fue la decisión del gobierno estadounidense de salirse del acuerdo nuclear, pues Irán podría cumplir su promesa de efectuar recortes en el abastecimiento de petróleo.

Pero quienes están directamente vinculados con el mercado del petróleo, advierten que hay que tener cuidado cuando se habla de los precios de los combustibles, pues los precios del petróleo, aunque se relacionan con los precios de sus derivados, no poseen una relación directa.

Estructura de precios

Conocer la estructura de precios de cada galón de combustibles en Guatemala no es nada del otro mundo. Basta con que el interesado ingrese a la página oficial del Ministerio de Energía y Minas para contar con acceso a la información.

Al 11 de junio de 2018, por ejemplo, cada galón de gasolina superior estaba integrado así: 60.85% lo constituye el precio de importación CIF, el 17.38% por el impuesto a la distribución de derivados del petróleo, el 8.85% por el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el 2.39% por otros gastos diversos, el 4.90% por el margen de ganancia para el importador y el 5.62% por el margen de ganancia del expendedor.

Esta estructura de precios colocaría cada galón de gasolina superior en un monto de Q27.04.  Mientras, el galón de gasolina regular quedaba en Q25.96 y el de diésel en Q22.03.

Guatemala se jacta de poseer un mercado libre y el de los combustibles no es la excepción.  Y ese argumento es precisamente el que ha llevado al diputado Barreda a efectuar cuestionamientos contra las autoridades gubernamentales encargadas de efectuar los controles sobre los precios, pues considera que resulta sumamente curioso que los exhibidores de las estaciones de servicio marquen precios iguales.

Barreda llegó al punto de exigir a las autoridades de Energía y Minas, del Ministerio de Economía, de la Dirección de Atención e Información al Consumidor y la Procuraduría de los Derechos Humanos, encaminar demandas en contra de los expendedores e importadores, por concertación de precios, un delito contenido en la Ley de Comercialización de Hidrocarburos.

A regañadientes, bajo el argumento de que el mercado es libre y el gobierno no puede tener injerencia en el establecimiento de los precios, las demandas se han ido presentando y ya se encuentran en poder del Ministerio Público (MP).

Rechazo de señalamientos

Los involucrados en la comercialización de los combustibles en el país, rechazan de tajo la acusación que hace el diputado uneísta y atribuyen la responsabilidad de lo que se refleja en los exhibidores de precios de cada estación, sin más ni más, al fenómeno económico de la oferta y la demanda.

Los expendedores de combustibles son los directamente involucrados en cómo se establecen los precios en un mercado libre y en cada una de sus estaciones de servicios

“Las gasolineras casi están a la par una de otra, o bien están una enfrente de la otra. Eso hace que cuando alguien efectúa algún movimiento en los precios de su exhibidor, para evitar efectos negativos en sus ventas, el competidor más cercano efectúa un movimiento similar y así el fenómeno se va reproduciendo hasta que todos terminan teniendo el mismo precio”, explica Velásquez.

El ejecutivo de Unopetrol también explica que es inadecuado comparar el mercado de precios del petróleo con el de los combustibles, pues, aunque tienen mucha relación, son independientes uno del otro.

Velásquez indica que hay fenómenos que hacen que los precios de uno y otro mercado vayan en destinos diferentes, y que deben tomarse en cuenta a la hora de un análisis profundo y válido. Relata la experiencia de un momento en que los precios del petróleo venían a la baja.

No obstante, hubo problemas de tornados que afectaron a la principal refinadora del golfo, donde Guatemala se abastece de combustibles, y eso encareció los precios de las gasolinas, pues, aunque había petróleo “barato”, la oferta de gasolina se fue disminuyendo al punto de generar incrementos notables en los precios.

Pero, el anterior es solo un ejemplo de lo que puede suceder en este mercado conocido como el de derivados del petróleo, y de allí que todo mundo vincule sus precios.

Otro punto que Velásquez expone es el control que sobre la estructura de precios mantiene el Ministerio de Energía y Minas, a través de su Dirección de Hidrocarburos. “Ellos publican en su página web la estructura de los precios y sus variaciones en el tiempo, lo que hace bastante difícil que la comercialización se salga de esos rangos. Quizás hay movimientos de precios por la distancia entre el lugar de abastecimiento y el de distribución, lo que hace necesario un costo más elevado en el transporte, pero allí nada más”, expone Velásquez.

Hablan los expendedores

Los expendedores de combustibles son una parte de suma importancia en este tema, pues son los directamente involucrados en cómo se establecen los precios en un mercado libre y en cada una de sus estaciones de servicio.

Revista GERENCIA habló con Enrique Meléndez, director ejecutivo de la Asociación Guatemalteca de Expendedores de Gasolina (AGEG), quien aseguró de entrada que la estructura de los precios la establece la Dirección General de Hidrocarburos (DGH). Y como la estructura es porcentual, los precios en ella varían según los valores absolutos en quetzales que se le apliquen.

Meléndez explica que, incluso el cambio de un mercado regulado al libre mercado significó para su gremio una reducción en el margen de utilidad.

Por ejemplo, indica, “en tiempos del mercado regulado el expendedor tenía un margen promedio del 10%, con la implementación del mercado libre este se ha recaudado al 5.62%, de acuerdo con la estructura de precios de la DGH”.

Lo anterior, según el director ejecutivo de la AGEG, no hace sino demostrar el alto nivel de competencia del sector. Y su argumentación la refuerza al explicar cómo están los márgenes de ganancia en los combustibles en cada una de las plazas del mercado centroamericano.

En Costa Rica, apunta Meléndez, el margen es de US$0.34 por galón, mientras en Honduras es de US$0.35 por galón. Incluso en el mercado argentino, cuenta, el margen asciende a US$0.40 por galón, mientras que en Guatemala se encuentra en US$0.20 por galón.

El ejecutivo rechaza que haya algún grado de manipulación en los precios. Incluso explica que no son válidas, según él, las críticas que existen en cuanto a que los expendedores de gasolina aplican con mayor rapidez las alzas, que las bajas en el mercado internacional.

Algo que también expuso Fausto Velásquez y para lo cual basa su explicación en estadísticas que muestran cómo las alzas y las bajas en el mercado internacional son totalmente congruentes con las que se dan en los precios de los combustibles en Guatemala.  Sus estadísticas reflejan un vaivén muy parejo entre los precios internacionales y los internacionales, lo que permite comprender la supuesta invalidez de las críticas.

Y cuando se habla de la igualdad de precios en los exhibidores de las estaciones de servicio, Meléndez recurre a la misma expresión de Velásquez, el paralelismo de precios.  Este, según él, es producto de la alta competencia y por la característica de homogeneidad de los combustibles en términos de precios de adquisiciones similares, bajos márgenes de ganancia que hacen que sea el volumen de ventas la clave del negocio y un nivel altísimo de competencia que hace que cada uno busque ajustar sus precios al de su competencia para evitar disminuir sus ventas.

“En Guatemala tenemos un consumidor de precios que a la mínima variación altera su decisión del lugar de compra, por lo que el expendedor comprende esta dinámica del consumidor que afecta en sus ventas”, argumenta Meléndez.

De acuerdo con estas explicaciones, la existencia de más de 1,500 gasolineras en el país hace que exista una sobre oferta de estaciones, lo que disminuye el volumen de ventas individual y orilla a buscar no alejarse de los precios de la competencia para sostener los volúmenes de venta.

La voz oficial

A este conjunto de argumentaciones se suman las de Jorge Pablo Sierra, subdirector de la DGH, quien coinciden con Meléndez y Velásquez al explicar el funcionamiento de este mercado.

El funcionario dice que, si se habla de márgenes de ganancia, en realidad Guatemala es quizás el país centroamericano con los márgenes más reducidos. Hace años, expresa, los márgenes solían estar hasta en un 15%, pero la historia ha cambiado y hoy día rondan un promedio de 6%, dice.

Según los involucrados en el mercado de los combustibles, Guatemala es el mercado más ventajoso de Centroamérica para los consumidores, pues cuenta con los precios más bajos.  Los comercializadores, operan en sentido contrario, con márgenes de ganancia más reducidos, dado los altos niveles de competencia existente en el país.

Para dar mayor soporte a sus argumentos, Sierra nos mostró las gráficas de precios de la región centroamericana, en las que se puede observar con facilidad y precisión que nuestro país posee los precios más bajos del istmo. Y con ellas también intentó demostrar que los precios de los combustibles no son directamente proporcionales con los precios del petróleo; es decir que, pueden tener direcciones diferentes, según las condiciones que se estén dando en cada uno de estos mercados.

Lo cierto es que, si quiere verse por las cifras, Guatemala opera con los precios más reducidos de toda el área y, a juicio de los involucrados en este mercado, las acusaciones de concertaciones para establecer los precios no tienen validez. Ellos insisten en el fenómeno del paralelismo de precios que se promueve habida cuenta de la alta competencia y la necesidad de mantener elevados volúmenes de venta.

Así es que, si nos dejamos llevar por lo que los exhibidores de precios muestran, lo más seguro es que le demos la razón al diputado Barreda y pensemos que en realidad existe la práctica de la concertación de precios. Pero si nos dejamos llevar por los precios y sus comparaciones con los que prevalecen en el resto de Centroamérica, también podríamos decir que, aun cuando hubiese concertación, los consumidores poseen ventajas en la adquisición de sus combustibles, comparado con el resto del área.

La estructura está dada y todos pueden acceder a ella para conocerla y analizarla. Pero en el caso de las acusaciones en contra de importadores y expendedores, bajo el supuesto de que se ponen de acuerdo para establecer ciertos niveles de precios, será el Ministerio Público el que deberá resolver lo conducente.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
cmoralesmonzon@yahoo.com

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