Experiencia directa con la marca

El cliente como centro de atención

El marketing experiencial les facilita a los consumidores un acercamiento con la marca para que conozcan de primera mano los productos o servicios que ofrecen las empresas. Con ello, se generan estímulos memorables para el consumidor, que ponen sobre la mesa sensaciones, sentimientos, percepciones, ideas y acciones que lo convierten en un sujeto activo dentro de los procesos de compra. 

Cuando una empresa brinda la oportunidad de probar los productos de la marca, lo que logra es fomentar la compra. Para realizar esta estrategia, es importante cumplir con aspectos que garanticen que la experiencia será positiva. Cabe recordar que, se debe vender la experiencia y no el producto en sí. Pues, es la experiencia agradable la que conseguirá acercar los productos a los clientes. Por ello, esta debe ser personalizada y única, debe ofrecer algo que no esté ofreciendo la competencia. 

Los sentidos y las emociones están estrechamente relacionados con las experiencias, le son útiles al consumidor para sentir, comparar y descubrir aquello que hace que los bienes o servicios sean únicos. Por tal razón, la estrategia de marketing de experiencia debe evocar sentimientos y resolver algún problema. 

La estrategia debe estar orientada al gusto y al estilo de vida de quienes están experimentando con la marca, para garantizar experiencias satisfactorias y gratificantes que puedan recordar cada vez que se acerquen o necesiten los productos o servicios. 

El marketing experiencial provee amplios beneficios, entre ellos, ayuda a alcanzar las metas de venta de la empresa, incrementa la confianza del consumidor sobre el producto o servicio, aumenta la posibilidad de conversión en cualquier etapa del funnel de ventas, fideliza a los clientes y los convierte en defensores de la marca. Por otro lado, optimiza los puntos de contacto y construye embajadores de la marca. Este es un gran desafío para las empresas, sobre todo ahora que el consumidor ha evolucionado, está más informado y se ha vuelto mucho más exigente. 

Por ello, antes de recurrir al marketing de experiencias directas, primero analice al público objetivo. Pregúnteles qué buscan, qué necesitan y qué les gusta. Luego, defina el objetivo que desea alcanzar e identifique el lugar en donde podría realizar la actividad. Prepare un presupuesto y haga una estimación del retorno de la inversión. Cree la experiencia y considere los sentidos y las emociones de su público, los olores, los sonidos, los sabores, el tacto y las imágenes mejoran la percepción y logran sensibilizar el corazón del cliente. Por último, mida los resultados, una forma indiscutiblemente necesaria para evaluar las acciones del marketing.  

El cliente debe ser el centro de la experiencia, llame su atención y conéctese de forma directa con su lado emocional. Descubrirá cómo esa primera experiencia será la clave para que se produzcan nuevas interacciones en el futuro o recomendaciones hacia nuevos usuarios de la marca, quienes verán en usted una marca diferenciadora. La experiencia debe ser divertida y transmitir pasión, para que pueda impactar al consumidor. 

Redacción
Revista Gerencia
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