Ideas para el comercio de las letras

Un escritor guatemalteco vende sus obras en Amazon

Paul Auster, escritor, guionista y director de cine estadounidense, dijo alguna vez “si hay un lápiz en tu bolsillo, existe una buena posibilidad de que algún día te sientas tentado a usarlo”. Lo mencionaba al relatar cómo se convirtió en escritor. Sobre el mismo tema, Isabel Allende decía: “el escritor solo sufre una incontrolable necesidad de contar la historia”. Agregaba que los escritores son como esos ladrones buenos, que “sacan algo que es real… y con un truco de magia lo transforman en algo totalmente nuevo”.

Victor Aguilar Chang escribe
sobre guerras militares.

Así, el escritor, político, periodista y ensayista peruano -nacionalizado español-, Jorge Mario Pedro Vargas Llosa expresó que, “se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias”.

Se puede decir que muchos han sido los detonantes de las letras que logran armonía total para un público selecto, lo cierto es que, escribir siempre ha sido interesante. Antes, al ritmo de la pulsación de unas teclas Remington. Hoy, acicalados por la tecnología, que muchas facilidades le ha proveído a aquellos a quienes la musa les dicta obras al oído.

Aunque el talón de Aquiles siempre ha sido y sigue siendo: ser escritor como medio de vida, porque en muchos casos más que negocio debe fungir como deporte, debido a la complicación que representa firmar con una editorial.

De hecho, el escritor guatemalteco Victor Aguilar Chang, quien ha centrado sus obras en las guerras del mundo, comenta que un autor medianamente conocido recibe de las editoriales un 30% por ciento de las regalías por la venta de su libro; pero, cuando se es amateur, apenas si se alcanza un 10 % de las ganancias. De allí su interés por ofrecer los nueve libros de su portafolio en las listas mundiales de Amazon, que le han permitido la venta de por lo menos 600 ejemplares.

Amazon le abrió las puertas del
mundo a un escritor guatemalteco.

Este escritor nacional relata a GERENCIA qué lo llevó no solo a descubrir a la musa de sus textos sino a la que le abrió las puertas de Amazon, con lo que elevó sus escritos al éxito comercial deseado, a pesar de su limitado mercado.

A partir de la hoja en blanco

Aguilar Chang vivía una vida alejada de las letras, de las que guardaba un interés intrínseco. Se dedicaba de lleno a las actividades forestales, ocupaban su mente los árboles, los cultivos y la tierra. Sus horas productivas se reservaban para el aprovechamiento, en tiempo y espacio, de los recursos naturales y del medio ambiente.

Así sucedió hasta que protagonizó un accidente fortuito, que le dejó  como saldo una lesión y nueve meses fuera de combate, los que aprovechó para librar su propia batalla y para escribir sobre las guerras del mundo, producto de un interés nato y de la vena artística que lo ha acompañado durante todos los tiempos. “yo escribía de joven, pero fue en la convalecencia que retomé lo que antes hacía de manera casual”, cuenta el escritor.

Lo interesante para Aguilar Chang fue descubrir que con una pluma no solo podía matar el tiempo, sino que al hacerlo experimentaba un sentimiento de realización. “Empecé a escribir, y cuando sentí tenía cuatro cuadernos llenos. Al concluir mi período de reposo fui a Estados Unidos a estudiar una maestría en Relaciones Internacionales, al volver tomé la decisión de publicar mis escritos y me lancé con todo a perseguir mi sueño, el gran catalizador fue la aparición de Kindle”, cuenta.

El primer libro de Aguilar Chang se llamó  Historia Política y forma parte de la serie Combate Naval.

Sin duda, en ese momento Aguilar Chang habría estado de acuerdo con Vargas Llosa, porque comenzó a escribir cuando le sobró tanto tiempo y cuando necesitó desquitarse contra la realidad y las circunstancias. “Hay situaciones a las que no podes renunciar”, dice, cómo recuperarse de una lesión- “que no solo requieren de actos de fe sino de capacidad para tomar decisiones. Por eso me dije: a quemar mis barcos y a seguir adelante”. Así nació Historia Política, su primer libro de la serie Combate Naval.

Escribir la última página del libro aproxima al escritor a una nueva realidad, es una felicidad a medias, porque falta la otra mitad, que es conseguir que la obra sea leída y, ojalá, la más leída. Lo que significa convertirla en comercial.

Para sobrevivir en este competido mercado, Aguilar Chang comenzó a investigar la forma de posicionarse en Amazon, antes había experimentado con las grandes librerías nacionales y había participado en la feria de Chihuahua, México, experiencia que aumentó su confianza.

Cuando el mercado es muy reducido no son rentables los libros impresos. Por eso, el guatemalteco optó por el lema print on demand (impresión por demanda). “Pregunté a las imprentas, y el mínimo que me reproducían eran 300 libros, a Q50 cada uno. Un desembolso de Q15,000. y cuando me pedían libros, por ejemplo, en México, se reducían aún más las ganancias, por eso me decidí a imprimir con el dinero de quien solicitó el libro, aunque de forma individual es más costoso”.

Por esas experiencias, Aguilar Chang describe al libro electrónico como maná caído del cielo, aunque hay una diferencia considerable en el precio, porque de US$23 el costo baja a US$4 por unidad, los que Amazon envía en cheque certificado o deposita a las cuentas en el extranjero cada vez que se juntan US$100.

El procedimiento para vender los libros en Amazon fue presentado en un video de 10 minutos que fue incluido en el sitio web de Victor Chang (http://combate-naval.blogspot.com/), allí explica los pasos básicos, descritos por su autor como una actividad sencilla.

Aunque Aguilar Chang dice que escribe los libros para él, los fanáticos de las guerras militares agradecen con correos provenientes de cualquier parte del mundo por publicar literatura de este tipo, que es tan escasa.

El escritor concluye en que, el libro electrónico no es el futuro sino el presente. y no porque vaya a desaparecer el libro físico, sino porque cada vez aumentará la gente interesada en leer libros electrónicos y poseer unos 300 o 400 de ellos en las ya popularizadas tabletas y los kindle”.

Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileanalopez@gmail.com

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