La calidad debe formar parte de la cultura empresarial
La gestión total de calidad o TQM (por sus siglas en inglés, Total Quality Management) se centra en la satisfacción del cliente. Y no aplica solo a los productos o servicios, sino a toda una estrategia de gestión empresarial que ofrece una ventaja competitiva.
En la empresa, cada una de las fases del proceso de producción debe contar con una valoración de calidad. Y esta es una responsabilidad que recae no solo en un departamento, sino en cada uno de los integrantes de la organización. Cuidar de este atributo es una tarea para todos los niveles, porque es un compromiso colectivo y global de mejora continua.
La gestión de la calidad se asegura de que todos los trabajadores colaboren para alcanzar este objetivo. Por ello, se dice que la calidad debe formar parte de la cultura empresarial, y debe estar enfocada en la mejora de procesos, la participación del personal y la orientación al cliente.
En asuntos de calidad, las decisiones que se tomen deben estar basadas en la medición de los procesos y su grado de cumplimiento, lo que requiere del compromiso de la dirección, el empoderamiento del personal y el enfoque en el cliente. Para practicarla, se necesita de cada uno de los colaboradores, porque son ellos quienes garantizan la calidad y quienes desarrollan conciencia para mantenerla.
En la práctica, se crea convivencia entre trabajadores, gerentes y altos directivos, quienes proveen ideas para mejorar los procesos, lo que demandan cierta flexibilidad para que puedan desarrollarse con eficiencia. El trabajo integrado, sin distinción de rangos, garantiza que los procesos, los productos y los servicios sean los óptimos. Algunos beneficios que provee son la disminución de costos, de plazos y aumento de la eficiencia y eficacia.
La calidad beneficia tanto a los consumidores, como a los empleados, propietarios y proveedores. Por ello, el rendimiento debe medirse, porque los datos permiten tomar decisiones de mejora continua, una característica de las empresas altamente competitivas.
Pero, tanto deben preocuparse los gerentes por la calidad como por garantizar su aseguramiento y planificación, para que los procesos, productos y servicios se mantengan en constante mejora y a la orden de la satisfacción de los consumidores.
Redacción
Revista Gerencia
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