Liderazgo femenino, retos y oportunidades

Invertir en la mujer, es invertir en la rentabilidad social y económica de los países

Cuando se habla de retos para la mujer salen a flote la brecha salarial, la carga desproporcionada del trabajo doméstico y no remunerado, la violencia laboral, la limitada oportunidad para educarse, los permisos por asuntos de los hijos y los estereotipos de género, por mencionar algunos. Sumado a su rol de trabajo, la mujer también debe cumplir como madre, esposa y ama de casa, lo que de alguna forma crea barreras dentro del camino de oportunidades.

En fecha reciente, Revista Gerencia publicó la encuesta “La participación de la mujer en el mundo laboral”, en la que un 45% de las mujeres encuestadas indicó que poseen con estudios de licenciatura, el 33% con diversificado y el 22% con maestría. Estos indicadores son alentadores, puesto que la educación asegura un desarrollo productivo para el país y mejora las condiciones de vida en los hogares. Sin embargo, hay que reconocer que la cobertura educativa sigue siendo crítica, sobre todo en el interior del país, en donde se encuentran los niveles más altos de analfabetismo, y en donde el monolingüismo y las tareas domésticas les impiden a las mujeres adquirir destrezas educativas, lo que afecta el desarrollo económico en general.

De allí que, en el tema de la mujer, los gobiernos y las instituciones educativas cuentan con un gran reto. Porque invertir en la preparación de la mujer, es invertir en la rentabilidad social y económica del país, así como en la salud, la nutrición y otros temas de importancia, que socialmente le son atribuidos a la mujer.

En cuanto a perfil laboral, la encuesta concluyó que existen más amas de casa, que emprendedoras o propietarias de una empresa. La relación es de 18-14%. Afortunadamente, cada día existen más instituciones interesadas en apoyar a la mujer en distintos aspectos, especialmente en el tema de financiar sus negocios y darles asesoramiento. El documento de la ONU Mujeres, Emprendimiento femenino, advierte que muchas veces la mujer no recibe este tipo de ayuda por la falta de información, y que esta ausencia evita caracterizarla adecuadamente como emprendedora.

Los retos de la mujer, debido a su rol de género, que tradicionalmente las relegaba a las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, están cambiando. Y aunque todavía hay desigualdades muy marcadas, por las que aún deben trabajar, su representación en instituciones públicas y privadas va mejorando, al igual que el empoderamiento económico, la representación política y la igualdad laboral y salarial.

En ambientes en los que no figuraban, no solo se han hecho presentes sino se han hecho notar. Por ejemplo, en el mundo de la tecnología. Este 2020 se celebró la llegada a Marte del robot explorador Perseverance, misión espacial de la NASA que fue liderada por la ingeniera colombiana Diana Trujillo.

KIO Networks informó que, a escala global, la mujer representa el 49.58% de la población, según datos del Banco Mundial (2019), y que, las posibilidades de formar parte de la industria y la tecnología no están distribuidas en ese mismo porcentaje.

Por su parte, Naciones Unidas (2020) indicaba que, la desigualdad entre géneros en la enseñanza de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) es considerable. “En la educación superior, solo el 35% de los estudiantes matriculados en las carreras STEM son mujeres, y solo el 28% de los investigadores del mundo son mujeres.

“Así, se demuestra la reducción de talento para la tecnología y la ciencia”, indica la directora de planeación, estrategia y comunicación corporativa, de KIO Networks. En Guatemala, de acuerdo con ONU Mujeres, las mujeres representan 51.2% de la población. De estas cifras, se estima que la escolaridad promedio para mujeres es de 5.8 años, por lo que las probabilidades de estudiar en la universidad y dedicarse a alguna rama de la tecnología son escasas.

El documento de KIO también señala que, afortunadamente, varias empresas, instituciones educativas, organismos internacionales y gobiernos han identificado el problema, con el objetivo de que la brecha entre hombres y mujeres en las STEM se reduzca. Y es gracias a ese cambio de mentalidad que, en muchos países, mujeres como Diana Trujillo, han destacado y conquistado retos de gran trascendencia.

El camino de la superación de la mujer no ha sido fácil, pero ha ido mejorando. Hoy en día, cuenta con más posibilidades de construir un futuro sostenible, y cada vez hay más instituciones que están dispuestas a escucharlas, valorarlas y apreciar sus cualidades, lo que beneficia al progreso de los países y a la misma humanidad.

Ileana López
Periodista
Revista Gerencia
gileana@agg.com.gt

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