Lo que deja 2013 y depara 2014

Los analistas no comparten muchas opiniones, pero dejan claro que estamos lejos de crecer a los niveles deseables

 
Paulo De León, analista del CABI.

Dicen que la belleza está en los ojos de quien la ve. Y esta frase de un famoso filósofo parece hacerse realidad, analógicamente, cuando se habla de la economía del país.

Para algunos, 2013 fue un buen año para Guatemala. Para otros ha sido de los peores. Pero hay quienes creen que realmente no pasó nada y que estamos en una especie de estancamiento. Opiniones las hay diversas, pero los argumentos quizás sean los que mejor describan las diferentes posiciones que existen en torno a este tema, pues las cifras son las mismas, pero cada quien las evalúa desde su propia perspectiva.

Y si de pronósticos se trata, las cosas no varían mucho. Éste no será un año muy distinto a 2013, pues tanto las condiciones internas como externas no dan visos de cambiar radicalmente.

El Producto Interno Bruto (PIB) seguirá creciendo alrededor del 3 por ciento, los precios de nuestros principales productos de exportación (commodities) no reflejan una pronta recuperación, las condiciones fiscales del país tampoco cambian y la seguridad no hay modo que mejore, más bien parece empeorar.

Así las cosas, el panorama más parece reflejar una especie de pantano económico en el que si no nos hundimos, tampoco es que estemos saliendo a flote y avanzar no es del todo fácil pues los pies se nos pegan al fondo y se complica movilizarnos.

Optimismo

Paulo De León, analista del Central America Business Inteligence (CABI), es de quienes observan el panorama económico con positivismo. Por supuesto que reconoce que tenemos algunos problemas, pero, según su perspectiva, aún con ellos cree que la situación no ha sido mala.

En 2012, la Inversión Extranjera Directa fue de 1 mil 250 millones de dólares en Guatemala, cifra que según los analistas representa un récord para este indicador.

Por ejemplo, menciona que aún somos víctimas del coletazo de la crisis económica que afectó al mundo durante 2012, la que hizo que la media del crecimiento económico latinoamericano no superara el 2.9 por ciento. Guatemala, sin embargo, dice, lo hace levemente por encima del 3 por ciento.

Esa cifra, para De León, es un signo de cierto grado de fortaleza macroeconómica. Algo que da seguridad a sus planteamientos es el nivel de crecimiento de la Inversión Extranjera Directa (IED), la cual en 2012 fue de unos US$1,250 millones y que, según el analista del CABI, representa un récord para este indicador en Guatemala. Para 2013, de acuerdo con los cálculos de este macroeconomista, la cifra cerró más allá de lo visto en 2012.

Solo en bancos, dice De León, el año que recién concluyó ha visto un nivel de Inversión Extranjera Directa de entre US$600 y US$700 millones. Y ha sido Colombia el país que más ha apostado últimamente en Guatemala. Lo hace en el sistema bancario, pues capital colombiano compró el 40 por ciento del Banco Agromercantil (BAM) y se hizo de la totalidad del Banco de América Central (BAC). Así también posee inversiones en dulcerías, también en la línea aérea nacional TACA que ahora navega bajo el nombre de la colombiana Avianca. También ha invertido en el sector energético, pues compró la Empresa Eléctrica de Guatemala, S.A. (EEGSA) y también parte de las distribuidoras Deorsa y Deocsa, sin contar su participación en la construcción de comerciales como Centranorte.

Por supuesto que Paulo De León reconoce que quizá esto no es percibido por el bolsillo de la mayoría de los guatemaltecos, pues para ellos la sensación puede ser de estancamiento o hasta de retroceso.

Y todo ello, según él, responde a que aún tenemos muchos problemas con temas como el de la institucionalidad, o bien con la infraestructura, pues no logramos dar pasos para fortalecer estos campos, y eso genera sensaciones contrarias a las de la mejora que se vive en el nivel macro.

También menciona que en el sistema financiero, aunque se avanza, no se hace en otras áreas que para el mundo son aportadoras de mejora para el grueso de sus poblaciones. Por ejemplo, dice que no hay mejoras en temas como seguros, Fondos de Pensión, Leasing o Factory, modalidades financieras que en el mundo ya son comunes, pero que en Guatemala no terminamos de consolidar para que los generadores de riqueza puedan gozar de esos beneficios financieros y dinamizar más sus inversiones.

Menos positivismo

Pero no todos ven las cosas color de rosa. Violeta Hernández, investigadora y analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), es de quienes consideran que la situación en términos reales no mejora. “Tenemos una década de crecer a un promedio del 3 por ciento y eso no es una buena señal”, dice.


Violeta Hernández, investigadora y analista de Asíes.

Para esta economista el país se ha enfrascado en una serie de dificultades en varias áreas. Como ejemplo menciona la fiscal, pues recuerda que desde 2012 el gobierno se metió en dificultades serias para implementar su famosa actualización tributaria y eso le restó posibilidades para alcanzar sus metas. De ahí la urgente necesidad de endeudarse para financiar sus proyectos y también el extremo de tener que intervenir las aduanas, pues los ingresos tributarios se hacen insuficientes para cumplir sus compromisos.

El sector agroexportador también se vio en serios problemas durante 2013.

El café, el azúcar y todos los commodities, en general, se vieron afectados por una significativa baja en los precios internacionales de estos productos.

La ratificación del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea se vio en serias complicaciones y no ha sido sino hasta finales de año que cobra vigencia, por lo que sus beneficios quizá comiencen a percibirse hasta el próximo año.

En términos de capital humano también estamos perdiendo. La mano de obra mejor calificada está emigrando a Estados Unidos en busca del sueño americano. Y aunque la migración se refleja en mejor ingreso de remesas, para el país se pierden oportunidades de mejorar internamente porque el potencial de progreso intelectual está migrando.

Según los números que maneja la investigadora, las remesas representan el 10 por ciento del Producto Interno Bruto y en 2013 crecieron un 6 por ciento. Sin embargo, pocos hacen relaciones como la siguiente. Se calcula que en Guatemala el promedio de la educación de cada habitante es de 5.4 años, pero también que el 80 por ciento de los migrantes tiene un nivel superior a ese promedio. Eso hace suponer a la investigadora que lo que ganamos en remesas lo perdemos en calidad de recurso humano para el desarrollo del país.

En términos de competitividad, aunque indicadores como el Doing Business del Banco Mundial nos dicen que estamos mejorando, la analista de Asíes considera que no debemos ser excesivamente optimistas con esos cálculos. Si bien es cierto que el indicador dice que crecimos en cuanto posición, principalmente por mejorar los tiempos para abrir negocios, esa mejora es únicamente en términos administrativos, pues no hemos generado políticas de Estado que den sostenimiento a esa mejora.

Además, cree que hay variables que no se toman en cuenta al analizar el Doing Business y que al hacerlo los resultados no son del todo impresionantes. Por ejemplo, en su análisis, Hernández dice que en lugar de considerar solo el cambio de posiciones en términos absolutos, se debe considerar la proporción de países que tienen una calificación inferior a Guatemala. Además, debe sopesarse que cada año cambia el número de países analizados. Entonces, si se toma en cuenta que ha aumentado el número de países con condiciones menos favorables que el nuestro, la mejora de la posición en un ranking no nos dice exactamente que estamos mejorando internamente.

Ni mal, ni bien

David Casasola, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), no piensa exactamente igual que Hernández. Para este investigador y catedrático universitario la mejora de la posición en el indicador del Banco Mundial (Doing Business) sí es algo que debe considerarse totalmente positivo. Resalta que se han reducido las trabas para instalar nuevos negocios y calificó como un buen avance la página de Internet, en donde se orienta a los inversionistas sobre el proceso de apertura de empresas.

Pero esto, aunque es positivo, no lo es todo, dice Casasola. Y es que en el ámbito económico en general, según su perspectiva, más parece que nos hemos empantanado.

En los últimos años no hemos podido avanzar de tasas de crecimiento de entre 3.4 y 3.6 por ciento. “Tenemos esas tasas positivas, pero no suficientes para despegar económicamente”, comenta el analista.

Además, dice, en temas como la educación y la infraestructura continuamos sin lograr hacer reformas de largo plazo que de verdad marquen un cambio en el rumbo del país.


David Casasola, del CIEN.

Casasola cree que tenemos un grave problema de apropiabilidad; es decir que, carecemos de la capacidad de hacer nuestros los proyectos de nación como formas para encontrar el bien común, por ello es que cuando califica los niveles macroeconómico, fiscal, de seguridad y político, Casasola considera que solo en el primero obtenemos una nota promedio, ni siquiera buena, pues en el resto la nota es mala y eso hace que nos estanquemos.

Marcio Cuevas, exministro de Economía, también intenta explicar lo que sucedió en 2013. Para él, la economía del país es casi como todo en la vida, tiene cosas buenas, pero también malas. Hay sectores a los que les fue bien, pero también a los que les fue mal.


Marcio Cuevas, exministro de Economía.

El sector de la construcción, dice, puede ser un buen representante de este último grupo. Los malos resultados de la reforma tributaria no dejaron bien parado a este sector que se ha quedado esperando el cumplimiento de promesas de pago que aún carecen de certeza total.

Este no sería el caso del sector de comercio y servicios. Y rápidamente pone como ejemplo a la empresa para la que trabaja: Walmart Centroamérica. “Hemos abierto nuevos locales, remodelado tiendas y centros de distribución, no solo en Guatemala sino en toda la región centroamericana, teniendo un crecimiento específico en metros cuadrados de venta para nuestros clientes”, asegura Cuevas.

Pero lo anterior no hace que el exfuncionario deje de creer que 2013 fue un año lleno de inestabilidad. El tema de la seguridad fue significativo y hasta la moneda no fluctuó como suele hacerlo.

Lo que se viene en 2014

El panorama entonces no es muy halagüeño para la mayoría, aun cuando hay quienes piensan que seguiremos en una nueva fase que repetirá lo que ha sucedido en la última década: crecimiento bajo, pero crecimiento al fin.

Algunos preocupados y otros optimistas. Y es el tema electoral el que divide las opiniones, pues mientras unos creen que el período de campaña promoverá inversión, otros creen que hará que los capitales sean cautos.

A Marcio Cuevas, por ejemplo, le preocupa lo que pueda suceder en 2014. Y esa preocupación se ve más alimentada por el Congreso y su estancamiento. No se sabe qué pasará ahí, pues no hay compromisos visibles de promover una agenda que aclare las reglas del juego y que permitan prever ciertas condiciones.

Un pensamiento parecido tiene Violeta Hernández, pues considera que las cosas pueden empeorar habida cuenta de la falta de transparencia y compromiso del sector político. Ella cree en realidad que la situación se torna complicada y que éste será un año difícil.

David Casasola no está muy alejado de este análisis. El investigador del CIEN es de quienes creen que si en los primeros dos años no se mostraron avances, menos se verá en época de campaña política, pues todo apunta a que se acrecentará la movilización partidistas en busca de caudales electorales.

Y Paulo De León piensa parecido, aunque para él siempre habrá crecimiento y eso es bueno para un país que muestra signos positivos en medio de un mundo que se inclina más por el pesimismo y la desaceleración económica.

El mundo sigue girando y Guatemala lo hace con él. Pero las fuerzas políticas del país parecen hacerlo a la inversa y eso hace que lejos de avanzar, las fuerzas contrarias de los movimientos nos estanquen. Es como el choque de dos energías similares en el que ninguna de las dos domina y hace que el ritmo se mantenga inmóvil en un punto específico.

Sí creceremos otra vez alrededor del 3 por ciento. Pero todo mundo sabe que el país necesita hacerlo, cuando menos, a un 6 por ciento si de verdad se quiere despegar en la vía del desarrollo y el crecimiento sostenido. De lo contrario, nada espectacular ocurrirá y seguiremos en la senda donde la mayoría de los guatemaltecos poco percibimos de los escasos beneficios que nos da la estabilidad macroeconómica.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Consultor
cmoralesmonzon@yahoo.com

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