Sector construcción varado, pero optimista con el futuro

El 90 por ciento de los proyectos está detenido. Sin embargo, los constructores comienzan a analizar lo que podría ser la Nueva Normalidad y la implementación de más tecnología, así como de condiciones más favorables para las oficinas en casa

Las máquinas están varadas. Las obras han quedado paralizadas y esta situación podría permanecer así durante un largo tiempo. Nadie sabe con exactitud cuándo sucederá y eso es peor que cualquier otra cosa, pues la incertidumbre es uno de los más grandes enemigos de la mente humana.

Enfrentarse a lo desconocido, no tener información e ignorar cómo reaccionar ante ciertas circunstancias son situaciones que, desde el principio de la vida, han puesto en dilema al hombre.

Así se encuentran todas las personas y todas las industrias del país. Pero nosotros vamos a hablar sobre la construcción, uno de los sectores más pujantes, solo superados por el sector bancario y financiero, que hoy atraviesa momentos difíciles.

La causa, una pandemia bautizada como Covid-19 que tiene al mundo de rodillas sin siquiera saber la cura. Y eso nos hace mucho más vulnerables e incrementa nuestros niveles de riesgo.

Nadie se atreve a decir cuánto tiempo pasará para que concluya la lucha contra este tipo de Coronavirus. Las investigaciones se aceleran para encontrar el antídoto, pero los escenarios más positivos dicen que pasaremos al menos año y medio sin cura, antes de que la vacuna sea inventada y aprobada. Luego vendrá su distribución, con lo que quizá podríamos llegar a los 24 meses.

Lo cierto es que la incertidumbre se ha apoderado del sector de la construcción, que también se ha dado a la tarea de repensarse, reinventarse o buscar alternativas que le permitan salir del agujero y retomar la senda del crecimiento.

Al menos así lo ven algunos de sus líderes. La situación es tan incierta que hay agrupaciones que ni siquiera han podido efectuar los procesos de elección de sus autoridades, menos aún poder poner sus barbas en remojo para resolver la ecuación, descubrir el valor de la variable desconocida y poner en marcha un plan. Lo cierto es que algo habrá que hacer y en eso trabajan todos.

Afectados por la incertidumbre
Alberto Pérez Zarco, presidente de la Asociación Guatemalteca de Ingeniería Estructural y Sísmica (AGIES), es de quienes no dudan en reconocer que todo está virtualmente detenido, aunque asegura que nadie está de brazos cruzados y buscan las formas de resurgir.

En el caso de la asociación que dirige, cuenta que la pandemia y las medidas restrictivas ordenadas por el gobierno, han detenido hasta la elección de la nueva junta directiva. “A estas alturas ya ni fuera yo el presidente de la asociación, porque hace poco más de un mes que debió elegirse la nueva junta directiva. Tenemos problemas con los cobros de las cuotas y otras actividades que representan ingresos para la institución, las que han debido ser canceladas”, asegura Pérez Zarco.

Por ejemplo, menciona que han debido suspender cursos, charlas y conferencias que en buenos tiempos significa el ingreso de recursos financieros para la AGIES. Y lo peor, según él, es que el futuro no es nada prometedor, porque con el confinamiento todo mundo se dedica a desarrollar este tipo de actividades en línea, de manera gratuita, por lo que tendrán que entrar en esa dinámica si no quieren perder espacios.

Y ya en el campo de la construcción, Pérez Zarco habla de proyectos parados, inversiones detenidas y un reinado de incertidumbre en el que todo mundo espera ver con mayor claridad cuál es el futuro. Quizás, dice, lo más lógico sea que se deban redireccionar los proyectos, pues tal como están planteados lo más seguro es que ya no funcionen porque estamos en plena transición a una nueva normalidad.

En su análisis indica que, las empresas que están asociadas a su agrupación son pequeñas. A lo sumo cuentan con 20 o 25 personas trabajando, las que ya son grandes. “Somos diseñadores estructurales y solemos contar con un ingeniero principal, 2 o 3 senior, 2 o 3 junior y 1 o 2 dibujantes. Así es que la mayoría comienza con los recortes de aquellos que significan mayores costos”, afirma.

Con tales acciones, lo que Pérez ve en el corto plazo es que muchos seniors comenzarán a tener que ser despedidos si la cosa no cambia de rumbo y eso parece ser lo más probable. El entrevistado considera que la situación se mantendrá difícil por lo menos durante el siguiente año y no solo un par de meses. Sus perspectivas le hacen pensar que el desarrollo inmobiliario va a cambiar mucho, porque si se quiere reactivar el sector, no se podrá continuar con los proyectos planteados tal como se venían trabajando hasta antes de la llegada de la pandemia del Covid-19 a Guatemala. “Creo que es una situación complicada y vamos a pasarla mal”, dice Pérez, quien agrega que no es de quienes les gusta ser pesimista, pero no puede dejar de alejarse de la realidad.

Dice que su sector tenía alrededor de 40 licencias de edificios trabajando en la zona 15. Treinta de esos proyectos, es decir el 75 por ciento, están parados. En ellos había mucha inversión en recurso humano y en software, por ejemplo. Pero con el Coronavirus en acción dentro del territorio nacional, el 90 por ciento de los proyectos totales están suspendidos hasta nueva orden.

Algo a destacar es que el boom de los edificios de vivienda y oficinas comenzaba a generar una especie de sobre oferta. Eso, por supuesto, haría que los precios comenzaran a estabilizarse y, en un futuro cercano incluso a bajar. Esa posibilidad hoy podría ser mucho más cercana, pues con los proyectos detenidos y la inversión sin recursos para reactivar, existen amplias probabilidades de que las plazas comiencen a ofrecerse a menores precios con tal de colocarlas y recuperar lo ya invertido.

Hasta el momento, los cálculos de Pérez Zarco indican que, el 40 por ciento de los proyectos actuales podrían estar dedicados a construcción de vivienda, principalmente en edificios que es la nueva tendencia. Un 30 por ciento a oficinas y el otro 30 por ciento a infraestructura, centros comerciales, urbanizaciones y vivienda horizontal.

Agenda urbana y legislación
Janio Rosales, director ejecutivo de la Cámara de la Construcción, es más optimista, aunque tampoco niega que la pandemia haya generado efectos negativos para toda la economía guatemalteca, incluido por supuesto su sector.

“La mayoría de los sectores en el país se han visto afectados negativamente en los últimos meses. Los datos del Banco de Guatemala nos muestran un descenso significativo e innegable, pero las proyecciones de crecimiento para 2021 dan cuenta de un panorama más alentador”, expresa Rosales.

Los números de la Cámara de la Construcción son verdaderamente preocupantes. En la categoría de vivienda, las cifras muestran una baja del 6 por ciento, mientras que en la de ampliaciones de viviendas residenciales, bodegas y oficinas, por ejemplo, la caída es del 29 por ciento.

El comercio no se queda atrás y muestra una baja del 12.8 por ciento, mientras que la industria sí que se ha visto afectada con una caída del 75.1 por ciento. Se trata de datos realmente escalofriantes. Empero, asegura Rosales, todos trabajan de la mejor manera posible para revertir esa tendencia en cuanto antes.

De momento han tenido que implementar cambios en las modalidades de trabajo, en la reducción de personal y en la suspensión de contratos, cuenta. Pero si se quiere salir del hoyo de una manera más rápida, deberán asumir acciones mucho más agresivas.

De entrada, el director ejecutivo de la Cámara de la Construcción habla de darle la importancia necesaria a la agenda urbana, así como a la aprobación de leyes en el Congreso. Menciona, por ejemplo, que leyes como la de Infraestructura, la de Interés Preferencial y la de la Ventanilla Única de la Construcción, podrían ayudar en mucho a que el sector resurja con mayor celeridad.

La tecnología touchless
podría ser una solución
para los accesos peatonales
y vehículares en los proyectos
de vivienda

De hecho, la mayoría de los economistas, de las distintas corrientes, se lanzan a la creencia de que en cualquier crisis económica como la que se está enfrentando, la inversión pública es clave. Quizás por ello es que los constructores tengan parte de sus esperanzas cifradas en la Ley General de Infraestructura, pues su base está en la construcción de obra pública que mejore las condiciones para la comercialización de mercancías.

Hacia la “Nueva Normalidad”
Diego Rivera, director ejecutivo de la Constructora CPM, cuenta la forma en que en su empresa han debido reaccionar ante la situación. De hecho, reconoce que han debido pausar por 2 meses la ejecución de proyectos. Y aunque ya reanudaron operaciones, el ritmo con que se trabaja es mucho más lento del que se traía antes de la pandemia.

Por un lado, la movilidad del personal hacia los proyectos es muy complicada por las medidas restrictivas que existen, dice Rivera, y agrega que los horarios de trabajo, entonces, están difíciles de acoplar para lograr un paso más acelerado.

El teletrabajo se ha convertido en la opción para áreas como la planificación de proyectos nuevos o la parte administrativa, pues la planificación de proyectos avanza, pero sin llegar a la fase de ejecución, que es la que se ha quedado varada.

CPM venía trabajando 3 proyectos de vivienda vertical (apartamentos), 1 proyecto de vivienda horizontal (casas) y 1 proyecto comercial. Mientras tanto, planificaba 3 proyectos de vivienda vertical y 1 proyecto industrial. Pero todo camina a paso de tortuga por la situación.

En CPM hacen todo con tal de no quedarse varados totalmente. Por ejemplo, dice Rivera, han acelerado la implementación de herramientas digitales colaborativas como BIM 360, han modificado sus políticas de reuniones y rendición de cuentas a medios digitales, la publicidad de sus proyectos de vivienda migró al cien por ciento hacia medios digitales, aumentó la importancia de los tours virtuales de los proyectos inmobiliarios y los procesos de venta cambiaron a la virtualidad en un cien por ciento.

A diferencia de Pérez Zarco, Rivera no visualiza una caída en los precios en el futuro cercano. Pero también habla de efectos diferentes según la categoría de cada proyecto. Por ejemplo, dice que en vivienda y complejos de bodegas no ve una caída en la demanda, pero que eso no aplicará posiblemente en plazas comerciales y oficinas que posiblemente sean los tipos de proyecto que se verán más afectados.

Rivera comienza a hablar de adaptaciones a la “Nueva Normalidad”. Y dice que los inmuebles deberán buscar reducir los riesgos de contagio, por lo que se deberán ir buscando implementaciones de tecnología touchless en accesos peatonales y vehiculares. Las viviendas, han pasado a tener mucha más importancia que antes del coronavirus, pues las usamos para todo. Como gimnasio, colegio, oficina, cine. Y los desarrolladores, desde esta perspectiva, consideran que deberán detectar los nuevos requerimientos de los clientes y trasladarlos a sus proyectos para hacerlos nuevamente atractivos.

Rivera considera que la Nueva Normalidad traerá muchos más ingredientes de tecnología. Y cree que quizás los nuevos desarrollos tendrán que presentar propuestas diferentes, pues muchos de quienes han trasladado su oficina a su casa, ya no regresarán, porque se ha demostrado que el teletrabajo es funcional. El paradigma del trabajo en casa orillará a que la oficina en casa sea parte de la nueva normalidad.

Esta es la nueva tendencia del sector construcción. Y aunque las visiones varían con respecto al movimiento de precios, hay algo en lo que todos convergen y es en el tiempo mínimo que tardarán en entrar a la etapa de la recuperación. Se habla de un año o año y medio, por decir algo. Pero eso es algo que nadie sabe a ciencia cierta. Lo único cierto es que se deben buscar alternativas inmediatas para superar la crisis, pues ningún guatemalteco podría sobrevivir a un período tan extenso con una economía en quiebra.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
Revista GERENCIA
cmoralesmonzon@yahoo.com

También podría gustarte