Todo listo para erradicar la pobreza

Si el gobierno de Otto Pérez Molina no aprovecha el apoyo que el sector privado le está dando, quien sabe cuándo habrá otra oportunidad para el país

La pobreza ha vuelto presa a más del 50% de la población guatemalteca. De allí, la desnutrición por falta de capacidad económica para adquirir alimentos.

La desnutrición y la pobreza son dos fenómenos sociales íntimamente vinculados. En países como Guatemala, la pobreza hace presa a más del cincuenta por ciento de la población, convirtiéndola en la principal causa de la desnutrición por la falta de capacidad económica para adquirir alimentos.

Está claro que la pobreza es un fenómeno que hay que atacar, todos los sabemos. El asunto es que la pobreza como tal es sólo una consecuencia que se hace evidente como producto de la existencia de una serie de condiciones adversas a quien la padece. Es aquí donde la solución comienza a tornarse complicada, pues para cambiar esas condiciones de vida de millones de personas no sólo se trata de alzar una varita mágica y convertir al país en uno de fantasía donde todo es alegría. Hay que trabajar, y duro, para que esas circunstancias cambien, pero también para que sean sostenibles en el largo plazo.

Se trata, sin lugar a dudas, de una distribución equitativa de la riqueza. y con ello no se habla de repartir tierras o dinero. Se habla de hacer que este país funcione con un sistema más solidario en el que todos ganen más.

Sin embargo, para los pobres ganar más requiere, en muchos casos, tener acceso a un trabajo de calidad y bien remunerado; es decir, con condiciones físicas adecuadas para desarrollarlo.

Hasta aquí la cadena apenas empieza a desenterrarse y a enseñar los eslabones, pues para tener un trabajo de ese tipo las personas deben ser más capacitadas y, por lo tanto, ello implica mejores niveles educativos. Pero tener acceso a la educación no lo es todo, ésta también debe ser de calidad y, por supuesto, quienes tienen acceso a ella deberán recibirla en condiciones de salubridad óptimas que les permitan absorber los conocimientos de manera adecuada, pues alguien sin las condiciones de salud necesarias difícilmente aprovechará los insumos que la educación le provea.

Como se ve, entonces, éste es un círculo vicioso que debe romperse, pero para lograrlo debe trabajarse arduamente en la reconstrucción de cada uno de estos eslabones de la cadena.

Algunos pasos ya se han dado, pero todo lo actuado aún es insuficiente para erradicar los males. En realidad hace falta voluntad política para que se ponga en marcha un plan de país que sea respetado por todo aquel que llegue a tomar la batuta del gobierno y así tenga continuidad, porque ante las dimensiones del problema, planes de cuatro años no logran hacer ni cosquillas en un sistema que funciona imperfecto y dominado por la corrupción.

Algo ya empezó a hacerse desde el gobierno de Álvaro Colom, aun cuando las críticas siguen a la orden del día. La implementación de programas sociales que funcionan en otros países de América Latina y que han demostrado buenos resultados, se pusieron en marcha durante esa administración gubernamental.

Al Foro Cívico de la AGG, Hambre Cero, se presentaron Luis Enrique Monterroso y los ministros Lucy Lainfiesta, Jorge Villavicencio y Efraín Medina.

Hoy día, con otros nombres, esos programas se mantienen durante la administración de Otto Pérez Molina y se concretan en lo que han dado en llamar el programa Hambre Cero, el cual, en teoría, pretende acabar con ese mal social en el mediano plazo.

Paralelo a este esfuerzo gubernamental hay otro proyecto, más de corte empresarial. Se trata del programa démole un chance a Guate, presentado recientemente en el Encuentro Nacional de Empresarios (Enade) 2012 y cuyo propósito concreto es reducir la pobreza en un 10 por ciento de aquí a 2021.

Según el análisis, en términos teóricos, ambos programas son complementarios y, a decir de los hechos, con altas probabilidades de éxito, pues se aprecia en ambos el compromiso de las autoridades de gobierno y del sector privado empresarial para, como ellos mismo dicen, “pedalear juntos” hasta alcanzar el objetivo: tener un crecimiento del 6 por ciento anual en el Producto Interno Bruto.

Hambre Cero

Como seguimiento a los compromisos gubernamentales, la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG) efectuó su foro cívico en torno al programa Hambre Cero y los retos que esas metas significan para el país.

La actividad se desarrolló en uno de los foros del canal televisivo Guatevisión, con la cobertura de la radio Emisoras Unidas y el periódico Prensa Libre. La discusión fue moderada por el presentador de noticias Ricardo García Santander, con la presencia de los ministros de desarrollo, Lucy Lainfiesta; de Salud, Jorge Villavicencio, y de Agricultura, Efraín Medina. También estuvo presente el Secretario de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan), Luis Enrique Monterroso.

Como panelistas invitados se dieron cita los periodistas Haroldo Sánchez, director de Guatevisión; Felipe Valenzuela, director de Emisoras Unidas, y el empresario Andrés Botrán, ex jefe de la Sesan.

Los panelistas cuestionaron algunas de las acciones gubernamentales, comenzando con la ministra Lainfiesta, en el sentido de que explicara la diferencia entre su programa de la Bolsa Segura y la Bolsa Solidaria. En su respuesta, aunque sin más pruebas que su propia versión, la ministra aseguró que son dos cosas diferentes, la primera fue un programa clientelar, sin controles y poco transparente, mientras que el segundo está basado en un censo bien desarrollado, bancarizado y dirigido a quienes en realidad lo necesitan.

Las dudas surgieron de inmediato y Felipe Valenzuela no dudó en preguntar qué se haría cuando en un mismo vecindario, pobre por supuesto, unas familias reciban la bolsa y otras no. La ministra fue puntual al indicar que tiene plena seguridad de que las familias están claras sobre quiénes necesitan la ayuda.

Por supuesto que para trabajar con los pobres se necesita identificar a quiénes lo son, por ello es que, según Lainfiesta, se utilizan fundamentalmente los criterios del Banco Mundial. Esta entidad asegura que están en la línea de la pobreza todas aquellas personas que tienen ingresos diarios menores a los 2 dólares, mientras que en pobreza extrema están aquellos cuyos ingresos diarios son menores a 1 dólar.

Las estadísticas oficiales más recientes, que datan de principios de siglo, aseguran que la pobreza afecta a un 57 por ciento de la población.

Por supuesto que los panelistas exigían datos claros sobre las acciones. de esa cuenta intervino el ministro de Salud al decir que las acciones contra la desnutrición han tenido sus frutos positivos. Según Villavicencio, en los primeros diez meses del gobierno se logró salvar de la muerte a 9,006 niños, mientras que 118 no corrieron con la misma suerte. Las cifras darían esperanza a un país cuya mortalidad infantil es elevada (31.8 muertes por cada mil niños menores de 5 años), principalmente por infecciones gastrointestinales y desnutrición, última causa que afecta al 49 por ciento de los niños menores de 5 años.

En la misma línea, Haroldo Sánchez preguntó al ministro Villavicencio cuál era el presupuesto y el trabajo desarrollado en su cartera, pues sus informes daban cuenta de una ejecución de sólo Q16 millones. El ministro respondió aireado que se ha dado atención a la mayor parte de los afectados por la desnutrición dentro del programa Hambre Cero. Para ello, dijo que se han invertido Q550.75 millones. Además, rechazó una baja ejecución presupuestaria indicando que de los Q174 millones devengados hasta ese momento, se ha ejecutado un 42 por ciento.

En su turno, Efraín Medina, encargado de la cartera de Agricultura, respondió a Andrés Botrán sobre los planes de su ministerio que existe un proyecto piloto que ya funciona en 5 departamentos, con un programa de Agricultura Familiar que incluye alimentos por acciones, asistencia en créditos, sistemas de riego y un sistema nacional de extensión rural. y para determinar la cantidad de niños afectados por la desnutrición, Medina afirma que se efectuó un barrido estadístico en el que se estableció el peso y la talla de los niños de esos departamentos.

Luis Enrique Monterroso, jefe de la Sesan, al ser cuestionado sobre cuáles serían los indicadores que les permitirían evaluar los avances del trabajo global en contra del hambre y garantizar que se reducirá la pobreza en un 10 por ciento al final de este período gubernamental, sostuvo que hay un sistema que funcionará por cuatro años. durante ese tiempo se evaluará el impacto de los programas ingresando los datos de los avances y este sistema ofrecerá información por municipio en cuanto a 68 indicadores que nunca mencionó.

Más y mejores empleos

Una semana después de que los funcionarios respondieran a las interrogantes durante el foro cívico de la AGG, el sector privado organizado hizo público su proyecto démole un chance a Guate, el cual buscaría disminuir la pobreza en un 10 por ciento y aumentar la tasa de crecimiento del PIB a un 6 por ciento.

En el Encuentro Nacional de Empresarios (Enade 2012) se hizo partícipe al gobierno de un programa que tendría su base en la creación de empleo. Así, con la frase “sólo prospera el que accede a un buen empleo”, los empresarios inauguraron su encuentro en el que el presidente Otto Pérez Molina también participó e incluso avaló al subir al estrado principal para ser parte de un acto simbólico que demostraría la unión entre funcionarios y empresarios.

Una especie de sección de gimnasio, con bicicletas estacionarias, sirvió de marco para el efecto, pues empresarios y funcionarios se montaron a pedalear, mientras una pantalla demostraba cómo los aspirómetros corrían para llegar a las metas propuestas por el plan empresarial: Reducir la pobreza al 35 por ciento de aquí a 2021.

En Enade 2012, los empresarios y funcionarios tuvieron que pedalear para ejemplificar la importancia de su participación en la reducción de la pobreza.

En su discurso inicial, el empresario José Miguel Torrebiarte, presidente del comité organizador del Enade, sostuvo que la pobreza se combate con empleo. y en una especie de silogismo filosófico dijo que si crear empleo necesita de inversión, la inversión necesita de certeza jurídica y seguridad. Es decir que, para invertir los empresarios reclaman del gobierno la certeza jurídica y la seguridad necesarias.

A Torrebiarte se unió Andrés Castillo, presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), quien resaltó que el tema de resolver la pobreza es tan importante que por tercer año consecutivo se ha convertido en central para el encuentro empresarial.

Castillo ratificó las expresiones de Torrebiarte insistiendo en la necesidad de crear empleos. Sin embargo, dio un giro a su exposición cuando mencionó que todo mundo habla de crear empleos, pero pocos de crear empresas, las que son base de la creación de la riqueza y el desarrollo social.

“Fomentando la empresarialidad y fortaleciendo la institucionalidad vamos a crecer”, afirmó el también presidente de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG).

Si las cosas caminan como los empresarios lo piensan, en los próximos 10 años podrían crearse para el país 1 millón 20 mil empleos. Con ello, argumentan, lograrían satisfacer las expectativas de los jóvenes de entre 15 y 29 años que, en la actualidad, dicen que para ser felices necesitan un empleo. “Por supuesto que deben ser empleos de calidad, porque eso nos hará progresar más rápido”, añadió Castillo.

En el marco del Enade, el empresario Salvador Paiz comentó que Guatemala es un país pobre en términos económicos, pero rico en oportunidades. A la vez indicó que 5.1 millones de guatemaltecos integran la economía informal.

El show principal se lo llevó el empresario Salvador Paiz. Con un discurso elocuente y un entusiasmo elevado, digno de un animador de talk-show internacional, Paiz se lanzó al escenario gritando “Guatemaltecos, mejoremos Guatemala”, nombre principal del programa que presentaron bajo la frase démole chance a Guate.

En su alocución, Paiz hizo una especie de análisis de coyuntura en el que desarrolló un mapa sinóptico de la situación del país, hasta llegar a la conclusión del por qué Guatemala es un país pobre en términos económicos, pero rico en oportunidades.

“Si trabajamos en la nutrición de los niños, estarán listos para aprender”, fue la siguiente expresión de Paiz, intentando armar el proceso de desarrollo económico y social que se detalla en el plan presentado por los empresarios. Por supuesto, dirían los conocedores del tema, porque si los niños aprenden tendrán oportunidad de acceder a mejores empleos, y si tienen mejores empleos podrán tener mejores ingresos. En conclusión, con mejores ingresos abandonarán la pobreza y se alimentarán adecuadamente.

“Tenemos un chanzal por hacer”, dijo el empresario, al tiempo que daba cifras como que 5.1 millones de guatemaltecos integran la economía informal. En esa línea el sector privado considera que podrá generarse en el país, en los próximos 3 años, 49 mil empleos. Sin embargo, se quejó de que instituciones como el Congreso no colaboren haciendo su trabajo para aportar ciclistas que pedaleen en pos de alcanzar las metas. “Hacemos un reclamo formal por las demoras injustificadas que los diputados dan para aprobar leyes como la Anticorrupción, la de Transparencia y la de la Contraloría de Cuentas”, sostuvo Paiz.

Un empujón laboral

El paquete completo quizá lo integra el Programa de Becas Mi Primer Empleo, un proyecto que intenta ofrecer a los jóvenes los instrumentos necesarios para abandonar el mercado informal e ingresar a la formalidad.

Este programa se trabaja conjuntamente entre el sector privado, el Ministerio de Trabajo y el Instituto Técnico de Capacitación (Intecap), con la idea de que la juventud pueda permanecer y crecer dentro de la formalidad laboral.

El programa consiste en dotar de trabajo a los jóvenes, pero también de una cuota mensual de entre Q300 y Q450 para que su subsistencia se garantice.

Las condiciones parecen dadas. El diagnóstico está listo y las líneas de acción también. Lo único que falta es ver si los engranajes están afinados como para que cada uno gire al mismo ritmo que los demás.

Si todo camina como se ha planteado en la teoría, tanto por parte del gobierno como por el sector privado, Guatemala debiera ser otra de aquí a 2021, pero daría sus primeras luces al finalizar el gobierno Patriota.

Pero si nada de eso ocurre, quién sabe cuando el país podrá tener la posibilidad de tener a un gobierno respaldado por el sector privado y con todas las condiciones de lograr poner en marcha un verdadero plan de desarrollo y crecimiento integral, que termine con la pobreza y dé el banderazo de salida para que entremos en la senda de la modernidad económica.

Carlos Morales Monzon
Periodista y Consultor
cmorales@themediaservices.info

 

También podría gustarte