Covid-19, la pandemia que transforma el ambiente laboral

Cuidar y asegurar la salud de los colaboradores ha sido normal. Sin embargo, la llegada del Covid-19 ha obligado a transformaciones que se quedarán vigentes en el mundo por un buen tiempo

La Nueva Realidad ya está aquí y llegó para quedarse. La pandemia del Coronavirus, cuya cepa ha sido bautizada como Covid-19, está cambiando las formas de vida y, por supuesto, de convivencia.

Al menos hasta que se encuentre una cura científicamente comprobada, los humanos deberemos mantener ciertas conductas básicas de comportamiento. Solo de esa forma se podrán reducir las posibilidades de que los contagios sigan expandiéndose.

Hasta las 22:43 horas, del 12 de julio de 2020, la cantidad mundial de infectados sumaba 12.9 millones de personas, mientras que las muertes sobrepasaban el medio millón, según las estadísticas de la Johns Hopkins University. Del total de infectados, el 25.6 por ciento lo aporta Estados Unidos, país en donde el número de muertos ascendía, hasta ese momento, a 135,205 personas, lo que representa el 23.76 por ciento del total de casos.

Esas mismas estadísticas ubican a Guatemala en el puesto 51 del ranking mundial de infectados con 29,355 casos y 1,219 fallecidos, lo que nos ubica entre el cuartil más alto del grupo de países contabilizados, pero, si se quiere ser optimista, con números alrededor de la media del total por cada 100 mil habitantes.

El primer caso se detectó en Guatemala el 13 de marzo y de eso ya hace 4 meses. La grave situación ha llevado al gobierno central a ordenar un toque de queda que coadyuve al confinamiento social para evitar el relacionamiento humano hasta donde se pueda y así reducir las posibilidades del contagio. Se han cerrado las fronteras interdepartamentales, se clausuraron las actividades académicas en todos los niveles -al menos del tipo presencial-, se canceló todo tipo de servicio de transporte de pasajeros y se clausuró casi en su totalidad el comercio. Esto entre otra serie de medidas que buscan evitar mayores cifras de contagio.

La economía, como la de todo el mundo, está en picada. Las estimaciones del Banco de Guatemala (Banguat) dan cuenta de que el Producto Interno Bruto (PIB) decrecerá este 2020 en un 1.8%, con una recuperación saludable para 2021 que apunta hacia un 2.7 por ciento de crecimiento.

La situación, sin duda alguna, asfixia al sector empresarial que urge la rápida reapertura de la actividad económica. Sin embargo, para el gobierno, el dilema está entre esa reapertura y la protección de la vida humana que se pone en riesgo con esa medida.

Con tal de iniciar cuanto antes la reapertura económica, el presidente Alejandro Giammattei ha dicho que prefiere llamar recuperación económica, se ha decidido poner en marcha un plan que, según las cifras de contagio de cada municipio, podría dar lugar a hacer variar las condiciones de ese sitio como en un juego de semáforo en el que rojo es lo más crítico y cerrado y verde es lo más saludable -dentro de lo posible- y abierto. Esta variación pasaría por los colores naranja y amarillo, que van reduciendo la gravedad de contagios y generando mayores aperturas.

Las empresas, mientras tanto, principalmente las del sector industrial, hacen todo lo posible por mantenerse activas para evitar cierres y despidos. Pero ello implica mantener una serie de medidas de bioseguridad que garanticen la salud de los colaboradores en el mayor nivel posible.

La generación y aplicación de protocolos de seguridad sanitaria se han convertido en una auto reglamentación pues, aunque el gobierno lo pide, cada institución sabe que proteger a sus colaboradores es esencial para operar. Y esto será parte de la Nueva Normalidad de la que todo mundo habla.

Así que lavarse las manos con bastante jabón durante al menos 20 segundos, utilizar mascarilla (tapaboca y nariz), así como promover el distanciamiento social de más de 1.5 metros entre cada persona, son actitudes clave y obligadas de ahora en adelante, hasta que surja una cura científica. Pero esto solo es lo esencial, porque según las actividades en las que se desarrolla cada empresa así son las medidas que también se implementan para el ambiente laboral.

Medidas de Gobierno
Con el aparecimiento del Covid-19 en la vida humana y sin una cura existente, cada país intenta hacer lo mejor que puede. En Guatemala, las empresas están generando sus propios protocolos de bioseguridad, pero intentan que estos sean, por decirlo de alguna manera, de acuerdo global.

Según Julia Barrera, vocera del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), es la Unidad de Gestión de Riesgos de esa cartera la encargada de emitir opinión sobre estos protocolos.

La falta de una cura real para esta pandemia hace que todo el mundo navegue sin certeza total en sus medidas sanitarias. Sin embargo, se hace lo que sanitariamente se considera mejor. De allí surgen las disposiciones presidenciales que han variado según las cifras de contagios, pero que también establecen normas de comportamiento social y sanitarias contra el Covid-19.

El Ministerio de Salud, según Barrera, no es el encargado de autorizar ningún protocolo ya que en realidad su función ha sido únicamente la de verificar el cumplimiento de los lineamientos que el gobierno central dispone y ha venido publicando durante la emergencia. “No siempre ha sido así, esto se ha estado realizando a partir de la atención de la Epidemia por Covid-19”, dice Barrera, cuando explica el actuar del Ministerio frente a la situación pandémica sin cura.

Lo que sí ha variado entre lo que se consideraba normal y los hábitos obligados que ha generado el Covid-19 es la aplicación de aspectos relacionados con la bioseguridad, dice la vocera. Por ejemplo, menciona la importancia de lavado continuo de manos con jabón, el uso de soluciones desinfectantes, la aplicación de medidas para el distanciamiento físico y el aseo personal de todo individuo. También han cambiado las formas de desarrollar las labores cotidianas como los turnos laborales, la implementación del trabajo a distancia, la protección de las personas más vulnerables y en general el comportamiento social.

Hasta el momento, según Julia Barrera, se han revisado y hecho aportes a 51 protocolos de diferentes tipos de empresas, principalmente con el propósito de que se incluya y observen los lineamientos definidos por el gobierno central.

Siempre seguros
En la Corporación Progreso, que incluye la planta productora de cemento, el tema de la salud y seguridad ocupacional se ha trabajado de una forma ordenada, disciplinada y rigurosa desde hace 12 años, explica su gerente Corporativo de Salud y Seguridad Ocupacional, O. Roberto Hermosilla.

Sin embargo, Hermosilla reconoce que el aparecimiento del Covid-19 obligó a la construcción de nuevos protocolos más enfocados en la pandemia, pero advierte que todo lo trabajado con anterioridad les ha facilitado la adopción e implementación de medidas más efectivas.

Por ejemplo, menciona el gerente corporativo que se han generado protocolos de prevención frente al Covid-19, como el de actuación frente al aparecimiento de casos a lo interno de sus empresas. También se han generado protocolos sobre el manejo de los casos en las clínicas médicas que siempre han existido en la corporación, pero que se han adaptado hoy día a la emergencia.

Todo lo anterior, de acuerdo con Hermosilla, le ha permitido a Corporación Progreso construir un esquema de apoyos integrales que incluyen a las comunidades en las que operan, a sus clientes, a sus proveedores y, por supuesto, a sus colaboradores.

La generación
y aplicación de protocolos
de seguridad sanitaria forman
parte de la Nueva Normalidad

Hermosilla considera que su activa participación en organizaciones internacionales, como el Consejo Nacional de Seguridad y el Campbell Institute, ambos de Estados Unidos de América, les ha facilitado información que les permite estar a la vanguardia en la construcción de protocolos con altos índices de efectividad. También pertenecen a la Global Cement and Concrete Association, con sede en Londres y a la Federación Interamericana del Cemento, entidades que también les han aportado información importante para atender asuntos contra la pandemia y garantizar procesos seguros y confiables.

De momento, Progreso ha restringido las visitas a sus oficinas y plantas. Solo se reciben aquellas que son extremadamente necesarias y bajo lineamientos contenidos en los protocolos de bioseguridad, garantizando el distanciamiento mínimo de 1.5 metros. Se aplican continuas medidas de desinfección de áreas y equipos y se facilitan mascarillas N95 y KN95 para todos sus colaboradores y visitantes.

Hermosilla dice que hasta ahora las autoridades de gobierno no se han dado a la tarea de implementar mecanismos de autorización de protocolos de bioseguridad. Empero, ya los han solicitado para el retorno a la Nueva Normalidad, lo cual genera un poco de preocupación porque aún no existen guías específicas para la construcción de dichos protocolos, por lo que cada cual tendría que hacerlos como mejor les parezca.

Experiencia comprobada
Otra de las empresas entrevistadas sobre este tema fue PepsiCo Alimentos, una industria que, según su gerente general para Centroamérica Norte, Clara Contreras, el tema de la bioseguridad es uno en los que la empresa ya contaba con muchos detalles en sus protocolos, garantizando altos estándares para asegurar la inocuidad de sus productos.

Sin embargo, no niega que con la pandemia han debido elevar los niveles de bioseguridad de estos protocolos, pues ahora a lo propio debe agregársele el cumplimiento de las regulaciones establecidas por las autoridades de gobierno, así como los lineamientos globales que la empresa PepsiCo ha generado a nivel mundial para sobrellevar la situación pandémica.

Contreras puntualiza, sin duda alguna, que “en estos tiempos, la salud y el bie-nestar de nuestros empleados y sus familias es lo más importante”. Por eso dice que, han puesto en marcha una serie de medidas para protegerlos, mantener un entorno laboral seguro y garantizar la continuidad del negocio. “Nuestra planta, sucursales, oficinas y almacenes son constantemente monitoreadas y sanitizadas, cuidando cada detalle y tomando las medidas de prevención con seriedad. A los equipos administrativos y de soporte se les está dando el apoyo y flexibilidad para trabajar desde casa. El equipo de Seguridad y Salud ha formulado un protocolo para aplicar ante cualquier eventualidad”, asegura Contreras.

La gerente dice con orgullo que, el trabajo a distancia es una realidad practicada en PepsiCo desde hace 4 años. Y las reuniones virtuales han sido una de sus principales herramientas, por la interconexión que se tiene a nivel regional, pues se integran 8 países y múltiples islas que conforman un solo equipo. “Afrontamos la nueva normalidad y comprendemos que la vida personal y laboral se han fusionado”, afirma Contreras.

Aun cuando no hay lineamientos específicos para áreas de producción o funcionamiento, la ejecutiva asegura que son respetuosos de las determinaciones gubernamentales y de allí que se han asegurado de agregar todas las disposiciones oficiales a sus protocolos internos. Sostiene que cuentan con todas las autorizaciones que se deban tener para operar y hasta han recibido varias visitas de diferentes entidades de gobierno que han llegado a verificar el cumplimiento de las medidas establecidas.

Y mientras industrias como la del cemento y PepsiCo siguen operando con todas las medidas de seguridad necesarias, otras como el transporte de pasajeros y el comercio están desesperadas por la situación y urgen la reapertura económica. En el sector de transporte de pasajeros ya se han hecho algunas pruebas de seguridad. El Transmetro Municipal y el Transurbano capitalino ya han hecho sus pruebas, pero el gobierno aun no se convence de que sea el momento de autorizar su reapertura. La empresa Esmeralda, que opera en varios departamentos del país, ha propuesto un nuevo sistema de readecuación de sus buses para garantizar el aislamiento y la bioseguridad, pero hasta allí no ha pasado nada.

Y el comercio, excepto aquellos que como los supermercados o distribuidores de alimentos y medicamentos a domicilio permanecen activos, sigue totalmente cerrado y quizá sea uno de los sectores que más presiona por la reapertura.

Las cosas podrían empezar a cambiar a partir del 27 de julio, pues Giammattei ya ha anunciado que así será, pero todo sectorizado por áreas geográficas y según los índices de contagio que reflejen.

Lo cierto en todo caso es que la Nueva Normalidad obliga a mantener vigentes las medidas de bioseguridad que garanticen el menor número de contagios posible. Y las cosas no cambiarán hasta que una cura sea encontrada, probada y reconocida por las autoridades sanitarias del mundo.

Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
Revista GERENCIA
cmoralesmonzon@yahoo.com

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