El pago siempre en sus manos

La tecnología de pago sin contacto en tarjetas y dispositivos es segura y rápida

Pagar una compra o un servicio por medio de tecnologías como la Radio Frequency Identification (RFID, por sus siglas en inglés) es una práctica utilizada desde la década de los años 20 del siglo pasado, actualmente se utiliza para este fin y consiste en un sistema remoto de almacenamiento y recuperación de datos que utiliza dispositivos llamados transpondedores, un término adaptado del inglés por la unión de las palabras transmitter (transmisor) y responder (contestador) por medio de los cuales se recibe, amplifica y remite en una banda distinta de una señal.

Por medio de esta transmisión, se comunica un número de serie único mediante ondas de radio que son recibidas en otra terminal del mismo equipo, pero en otra frecuencia. Estas señales son admitidas gracias a la implementación de etiquetas RFID, que son dispositivos pequeños o calcomanías adheridas a productos, animales o incluso personas que contienen pequeñas antenas que permiten recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia.

A diferencia de la tecnología de infrarrojos, la tecnología RFID no necesita visión directa entre emisor y receptor. También se utiliza la Near Field Communication (NFC, por sus siglas en inglés), que activa a distancias muy limitadas y es cada vez más común. El pago por medio de estas herramientas consiste en vincular un chip ubicado en la tarjeta de crédito, débito, llavero, pegatinas, teléfonos u otros dispositivos con una antena de tal forma que no es necesario leer el dispositivo de forma física, por lo que la transacción de pago se hace a distancia.

Para Luis Díaz, director comercial de Mastercard Guatemala, “la tecnología de pagos sin contacto es una gran herramienta para impulsar la inclusión financiera y acelerar la digitalización de los pagos al habilitar los pagos móviles”. Mario Castillo, gerente general de Visa Guatemala, indica que -según lo reportado en el Smart Payment Association Report, de abril de 2016-, los pagos sin contacto han demostrado ser eficaces para convertir efectivo a pagos con tarjeta, particularmente en los gastos del día a día como los restaurantes de comida rápida, almacenes, supermercados y gasolineras. Según se puede comprobar, los pagos por medio de estas tecnologías pueden ser casi dos veces más rápido que un cobro convencional.

Díaz añade que, la tecnología sin contacto es “una forma conveniente, rápida y segura de pagar. Con solo un toque se pueden realizar compras casi 10 veces más rápido que con el uso de efectivo o el de una tarjeta en una terminal o punto de venta”. Según el ejecutivo de Master Card, hoy en día, más del 50% de las tarjetas emitidas globalmente ya poseen la función sin contacto y se espera que esta participación alcance el 60% de las nuevas tarjetas de pago en dos años.

Díaz comenta que, en el caso de Master Card Latinoamérica, entre los años 2012 a 2017 el pago por aproximación creció un 14% en esta región, siendo Costa Rica el país que registró pago sin contacto en más del 20% de las transacciones, seguido por Chile con un 11% y Colombia con el 6%. Añade que, el mercado global de pagos sin contacto está preparado para crecer a una tasa compuesta anual de 19.7% durante la próxima década, hasta alcanzar unos US$33.3 mil millones para el año 2025.

Sin embargo, la principal preocupación de los usuarios es la seguridad de las tarjetas. Existen múltiples testimonios de personas que afirman haber sido víctimas de cobros por gastos que no realizaron. El temor a que, por medio de un dispositivo, a una corta distancia, se pudiera realizar el cobro ha llevado a recomendaciones para el cuidado de las tarjetas, como envolverlas en papel aluminio o adquirir una billetera especial.

Díaz explica que, para activar el cobro en la tarjeta debe haber un acercamiento muy marcado y además la tarjeta debería estar en el bolsillo y no dentro de una billetera. Castillo agrega que, las tarjetas Visa sin contacto deben encontrarse a 4 centímetros o menos de la terminal contactless de un comercio para que se pueda transmitir la información de la tarjeta y si por cualquier razón el tarjetahabiente da dos toques con la tarjeta, solamente se le debitará el pago una sola vez.

Aunque es posible un fraude, es aparentemente muy complejo el poder realizarlo. Además, se debe tener en cuenta que la tecnología NFC se activa a distancias muy limitadas, pero además porque se utilizan los dispositivos EMV, que son tarjetas inteligentes que almacenan datos en circuitos y en bandas magnéticas, indica Díaz.

Castillo comenta que, estos dispositivos brindan la seguridad criptográfica más avanzada y ampliamente adoptada en la industria. Cada vez que se hace una nueva transacción, el dispositivo EMV genera un nuevo código de autorización, con lo que se garantiza la seguridad.

Si un hipotético ladrón robara el código, solamente podría usarlo una vez y solo para una transacción. “Un ladrón no puede replicar la información requerida para realizar transacciones de pago: cada transacción está protegida por un criptograma único que es extremadamente difícil de copiar, y no se ha logrado hasta la fecha”, comenta Díaz. Castillo afirma que, en el caso de Visen las transacciones se procesan en tiempo real y se califica su potencial de fraude a través de la red de procesamiento global de la compañía, al igual que las transacciones con las tarjetas tradicionales.

Para Díaz, el uso de esta tecnología no sacrifica la seguridad del usuario ya que la tarjeta “nunca deja las manos de los clientes” y además cuenta con la ventaja de que no se debe firmar ni ingresar una clave o número de identificación personal por pequeños montos. “En estas tarjetas, el límite de transacción bajo y las rigurosas capas de seguridad convierten el fraude en algo difícil y muy poco atractivo para los delincuentes. En las transacciones por montos más altos, los tarjetahabientes pueden usar una tarjeta Visa sin contacto con su firma o PIN”, añade Castillo.

Díaz se enfoca en marcar los beneficios para el cliente y para las entidades emisoras, los comercios y los gestores: conveniencia, velocidad y seguridad. Para la persona tarjetahabiente las ventajas son que el uso es fácil, conveniente, siete veces más rápido que los otros métodos y seguro. Para los comercios, eficiencia, reducción de costos operativos, crecimiento de las ventas y posicionamiento de la empresa como una empresa innovadora. Para los emisores, aumento del uso de las tarjetas en un 10%, que se fortalece la preferencia del usuario hacia el banco, que se captan transacciones de bajo valor que se realizan en efectivo, ofrece una mejor experiencia de uso para los consumidores y habilita pagos móviles.

El uso de esta tecnología va en aumento y también se irán incorporando aplicaciones biométricas de reconocimiento facial o de otro rasgo físico, o tecnologías token las cuales generan un código numérico aleatorio por cada actividad realizada.

 

Roberto M. Samayoa O.
Colaborador
Revista GERENCIA
editorialgerencia@agg.com.gt

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