La Ley de Tránsito quedó rebasada hace varios años
Las circunstancias por las que se creó han sido sobrepasadas por la tecnología y el crecimiento del parque vehicular
El crecimiento de la población, el número de vehículos y la concentración de ambos en áreas urbanas, ha hecho más difícil la circulación de personas y automotores en la vía pública.
Por otro lado, la Ley de Tránsito y su reglamento son obsoletos y se quedaron atrasados desde hace varios lustros, por lo que se ha hecho necesario y urgente que se mejore, actualice y se aplique de manera efectiva, para crear una cultura vial tanto para individuos como para vehículos.
La ley se aprobó mediante el Decreto 132- 96. Varios artículos han sido reformados por acuerdos gubernativos en 2002, 2003, 2009, 2013 y 2014, aún así, se necesitan mejoras para contar con una ley integral y moderna.
Para Amílcar Montejo, intendente de la Policía Municipal de Tránsito, la ley es obsoleta y es urgente que se realice un cambio. “Las circunstancias por las que se creó la ley han sido sobrepasadas por la tecnología y el crecimiento del parque vehicular. En otros países los servicios son electrónicos, ahora hay nuevos tipos de vehículos y servicios que no están reglamentados, entre otras acciones que deberían de tomarse en cuenta”, expresó.
Hay artículos que deberían ser modificados, ya que algunos califican como falta de tránsito situaciones que deberían ser un delito, según Montejo. “Las multas fueron calculadas con base al salario mínimo vigente del año en que se creó la ley, por lo que, como ya no es el mismo, el valor de las multas también debería aumentar. Además, la negligencia de conducir a excesiva velocidad y la irresponsabilidad de manejar bajo efectos del licor y drogas deberían tipificarse como delitos”, indicó el intendente.
Irresponsabilidad vial
El trabajo se ha hecho cada vez más difícil para las entidades que tienen la responsabilidad de regular el tránsito y velar por el cumplimiento de dicha ley. Por denuncias de la población, en 2009, se estableció el uso del chaleco para motocicletas. Lo cual quedó sus- pendido y olvidado.
En 2016 se aprobó la Ley para el Fortalecimiento de la Seguridad Vial, la que pretende regular la velocidad de autobuses para disminuir la cifra de accidentes. En 2017 se hicieron reformas a dicha ley, para implementar en los automotores un sistema que limita la velocidad, así como cambios para obtener las licencias tipo A y B.
La mayoría de los accidentes de tránsito ocurren por el exceso de velocidad, según el Observatorio Nacional de Seguridad del Tránsito (Onset), que revela que, por tipo de vehículo, del 1 de enero al 30 de abril del presente año, los camiones y motocicletas son los que más sanciones recibieron, 1 mil 922 y 1 mil 903, respectivamente. En el mismo lapso, la mayor cantidad de infracciones son por no portar y no contar con licencia, circular con llantas lisas, conducir con licencia vencida, así como con auriculares y sin cinturón de seguridad. Otras fueron por no portar placas y el equipo necesario.
“La Ley de Tránsito está basada en normativas de otros países, y el Congreso no revisa y analiza que tan viables son de ejecutar en el país. Tampoco existe interés por mejorar la cultura vial”
Según la Onset, en cuatro meses, se emitieron 1 mil 780 multas solo en el departamento de Guatemala y se suspendieron 925 licencias. Hubo 2 mil 862 lesionados en 2 mil 252 accidentes. Sábados y do- mingos, entre 18 y 23 horas, son los días y horas en los que hay más accidentes viales. El 49% de los accidentes que ocurren son colisiones y el 32%, atropellos.
“El país también debería contar con señalización adecuada y hacer una división que reglamente el tránsito de vehículos de entrega de servicios y de transporte pesado”, aseguró Montejo. Agregó que hay faltas graves que concluyen al momento de pagar la multa, porque con eso termina el proceso administrativo, pero que deberían ser juzgadas de otra manera.
Dalia Santos, vocera de la Policía de Tránsito de Villanueva, considera que la ley no solo está desactualizada, sino que no es funcional, ya que la falta de tecnología también afecta el buen desempeño de las actividades de monitoreo para que la ley se cumpla. “Es necesario reformar la Ley de Tránsito, porque las modificaciones que se le han hecho no han sido sustanciales. Eso limita la competitividad de los agentes en su labor diaria. Muchos conductores son reincidentes porque la ley no ofrece medidas drásticas”, expresó Santos.
Juan Amílcar Ozorio, abogado y notario, expresó que la Ley de Tránsito, al igual que otras leyes, está basada en normativas de otros países y el Congreso no revisa y analiza que tan viables son de ejecutar en el país. “Hay escuelas de manejo que facilitan que los clientes obtengan su licencia, eso es corrupción, ya que permiten que los conductores nunca analicen y lean la ley. La normativa no es funcional y tampoco existe el interés por mejorar la cultura vial y conocer la ley”, expresó Ozorio
Impacto negativo
El problema es más grande de lo que pa- rece y tiene que ver con la cultura en general, explicó Edgar Celada, jefe del área de Justicia y Seguridad Ciudadana del Instituto de Problemas Nacionales, de la Universidad de San Carlos de Guatemala. La Ley de Tránsito debería ser uno de los fundamentos para establecer la cultura vial, pero la legislación es poco conocida. El país ha crecido pero la ley no ha presentado los cambios necesarios.
“No por contar con una ley moderna y actualizada los problemas y accidentes viales se van a terminar. Hay un problema estructural de fondo y es la falta de respeto por la vida propia y la de los demás, lo que es urgente mejorar”, enfatizó Celada.
El economista, Erick Coyoy, considera que la falta de una ley eficiente para el tránsito del país permite que los costos de las operaciones particulares y empresaria- les se encarezcan. “Es necesario mejorar el ordenamiento territorial para hacer más viable el paso de vehículos. El tema del tránsito requiere de un tratamiento profundo e integral. Hacer solo reformas no será suficiente”, indicó Coyoy.
Es fundamental mejorar la viabilidad en las carreteras del país, por lo que urge que las sanciones en contra de las personas que no acaten la Ley de Tránsito aumenten, eso con el fin de crear una cultura vial. Dentro de “los beneficios de contar con una ley eficiente están reducir el congestionamiento, el estrés, el consumo de combustibles y mejorar la competitividad del país, porque sin duda, los tiempos de entrega y circulación se reducirían”, concluyó el abogado.
Guillermo Ramírez
Periodista
Revista GERENCIA
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