Sabemos que estamos rezagados, pero qué hacemos para cambiar esa condición. La respuesta debiera estar contenida en los planes de gobierno de quienes aspiran a tomar el poder el 14 de enero de 2020, porque si no lo hacen así, las esperanzas de toda una sociedad están muertas para entrar en la senda del desarrollo social.
Hablar de desarrollo social es hablar del mejoramiento de las condiciones de vida de las personas. Los teóricos hablan del desarrollo social como aquel que se distingue por cambiar positivamente al capital humano y social de un país, lo que implica un mejoramiento en aspectos como la salud, la educación, el empleo y la seguridad ciudadana.
En un país como Guatemala, se ha llegado a conclusiones básica sobre el desarrollo social, en términos de la necesidad de mejorar la educación y la salud como aspectos clave para el cambio y la evolución. Por supuesto que la seguridad ciudadana es importante y más aún cuando se vive en un ambiente de violencia tan latente como el nuestro. Pero este es un tema, como diría en el argot popular, cajonero para un plan de gobierno, pues aquel que no lo tenga diseñado ni esté preparado realmente para enfrentarlo, perderá pronto la credibilidad entre los gobernados.
La educación y la salud, sin embargo, son prioritarios para transitar por la senda del crecimiento y el desarrollo económico, pues sin ellos ni siquiera pensarlo será fácil. Por eso es por lo que Revista GERENCIA plantea como uno de los ejes prioritarios para cualquier plan de gobierno, que deba implementarse el desarrollo social en el país, con énfasis en estos dos últimos temas, a los que debe agregarse el punto importante de la nutrición, ya que es un problema apremiante que afecta a 4 de cada 10 niños menores de cinco años en todo el territorio nacional, aunque principalmente y con mayor fuerza en el llamado corredor seco, que incluye a los departamentos que integran la franja transversal del norte.
Indicadores como estos plantean y evidencian la necesidad de que estos temas no queden fuera de ningún plan de gobierno, sea de la tendencia ideológica que sea, pues el país y su población urgen de acciones concretas en ese sentido.
Salud y nutrición
De acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), el 43.4 por ciento de los niños de Guatemala sufren de desnutrición crónica, entendida esta como la que mide la altura de los infantes con relación a su edad.
La erradicación de esta condición humana es importante para el desarrollo de un país, porque quienes la padecen presentan, indiscriminadamente, retardos en sus capacidades físicas y mentales, y esto genera dificultades para el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero también mayor propensión a adquirir enfermedades, todos ellos como efectos irreversibles.
De allí la importancia de atender adecuadamente a los infantes, desde su proceso de gestación y al menos hasta los 5 años, como una obligación estatal centrada en una visión de país más que como un proyecto político clientelar. Desde este punto de vista, el desarrollo social debe pensarse como una necesidad humana para el crecimiento económico y no como una necesidad de política electorera.
Lucrecia Hernández Mack, exministra de Salud y especialista en temas de administración de la salud pública, dice que los grandes desafíos de la salud de Guatemala están centrados en temas como una mejor y mayor prestación de los servicios, una mejor regulación, el fortalecimiento institucional de la cartera de ese ramo en donde el tema del servicio civil es clave, la coordinación de un esfuerzo interinstitucional que garantice más y mejores niveles de salubridad y la atención especial y sostenida a grupos rezagados como los pueblos indígenas y las mujeres.
En su análisis, Hernández Mack destaca sus lamentos porque las deficiencias del sistema nacional de salud pública sigan siendo las mismas y nada cambie. En su criterio, porque no se pone la atención debida a las situaciones que deben cambiarse. Por ejemplo, menciona que en Guatemala existen 1 mil 200 puestos de salud, los cuales son adecuados, pero para atender a la población que el país tenía en 1975. Eso significa un retraso de casi 45 años en la necesaria evolución del sistema, en términos de infraestructura y atención. Los estudios hechos durante su gestión como ministra daban cuenta de la necesidad de contar con 4 mil 200 puestos de salud y precisamente su administración trabajaba en ello. Pero de su renuncia para acá, en nada de eso se ha avanzado.
Y eso solo es infraestructura, pues a cada puesto debe asignársele al menos un médico y una enfermera. Ponerse al día, en este tema de la salud de primer nivel entonces, es urgente, pues la agenda de desarrollo sostenible impulsada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para todo el planeta, concluye en el año 2030 y para eso solo nos quedan 11 años. Es decir, dos períodos y medio de gobierno. Por ello es importante que, quien llegue al poder en 2020 cuente entre sus planes, casi de manera obligada, con acciones concretas que permitan implementar este tipo de temas.
También, dice la exfuncionaria, debe ponerse empeño en la mejora y la transformación de los servicios existentes. Debiera trabajarse en un modelo de atención diferente, cambiar el enfoque que es demasiado materno-infantil por una atención más integral y pasar a la fase de la medicina preventiva más allá de la curativa.
El pensamiento de la exministra pasa por la idea de darle integralidad al tema de la salud y eso requiere de esfuerzos interinstitucionales, donde actúan municipalidades, tránsito, gobernación, etc., pues, aunque a algunos no les parezca la vinculación, el entorno de una sociedad es importante para mejorar sus niveles de salud física y mental.
Educación
Lo anterior son apenas grandes líneas de lo que el tema de la salud requiere como atención dentro de un plan de gobierno que aspire a mejorar la condición de desarrollo social de los guatemaltecos, una sociedad en la que 2 de cada 10 niños en edad escolar muestran problemas de salud.
Y en este tema de la vinculación integral, debe pensarse en que los niños saludables contarán con mejores condiciones para ser educados adecuadamente. De no estarlo y mantener esos estados de desnutrición que enfrentan actualmente, conseguir siquiera su sostenibilidad en la asistencia a las escuelas se convierte desde ya en una tarea difícil.
Verónica Spross, una investigadora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) especializada en el tema de la educación, integrante del Consejo Nacional de la Educación y directora ejecutiva de Empresarios por la Educación, entre otros cargos que muestran su conocimiento sobre el tema, advierte que en este tema la planificación es clave y en este país no se hace.
Spross habla de la necesidad de educar a los niños, pero también de formarlos con competencias para enfrentar la vida, algo que ya se hace en otras latitudes del planeta, pero que en Guatemala seguimos lejos de cumplir si no se muestra voluntad política en la transformación del modelo educativo.
En el país, según su criterio, se debe trabajar intensamente en procesos innovadores, en la formación de educandos, pero también de educadores, lo que conlleva a fortalecer las capacidades de los maestros y hasta de los directores de los centros educativos.
Trabajar en fortalecer el Sistema Nacional de Acompañamiento Escolar y las Organizaciones de Padres de Familia es algo importante y trascendental para que el esfuerzo educador no se quede solo en la escuela.
Resulta preocupante, dice Spross, que, del nivel esperado en las evaluaciones a graduandos, apenas el 34% por ciento lo alcance en lectura y el 11% en matemática. Estas cifras ameritan, a simple vista, cambios de 180 grados en el modelo educativo de todos los niveles, desde el preprimario, pasando por el primario hasta el nivel medio, que incluye el diversificado.
Es urgente trabajar en la especialización profesional de docentes para matemática, química, física y biología, por ejemplo, porque no hay. Entonces, qué se les enseña a los estudiantes.
Las preocupaciones de las entrevistadas son notables y fáciles de percibir en la vida pública. Entonces, muestran también la necesidad y urgencia de que sean temas bien abordados por los planes de gobierno de cualquier candidato, pues de lo contrario seguiremos lejos de poder siquiera pensar en una Guatemala con desarrollo social.
Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
Revista GERENCIA
cmoralesmonzon@yahoo.com