Restauran ícono del Centro Histórico

El Palacio Nacional de la Cultura fue declarado Monumento Histórico por su valor arquitectónico, histórico y artístico

El Patrimonio Cultural de una nación está compuesto por elementos arqueológicos heredados de generaciones pasadas. Por medio de ellos, podemos conocer la tradición y la forma en que ha vivido la civilización. En Guatemala, una de las riquezas culturales tangibles es el Palacio Nacional de la Cultura, una verdadera joya arquitectónica histórica que se encuentra en proceso de restauración.

Un poco de historia
La construcción del Palacio Nacional de Guatemala comenzó en 1929 y finalizó en 1943, por iniciativa del entonces presidente Jorge Ubico Castañeda. De hecho, la inauguración fue un 10 de noviembre, en su cumpleaños número 65.

Aunque durante muchos años esta estructura fue la sede del gobierno central, hoy es un museo impregnado del trabajo de grandes artistas de los años 40 del siglo pasado, que reseñan de la Guatemala prehispánica a la independiente. Su estilo combina el arte colonial con influencia francesa y neoclásica, conocida como barroco o renacimiento español.

Proceso de restauración A casi 75 años de su construcción, el Palacio Nacional de la Cultura se encontraba en un proceso acelerado de deterioro en junio de 2017, cuando comenzaron los trabajos de restauración propuestos por
el actual gobierno. Así lo relató a GERENCIA, el arquitecto Mohamed Estrada, a cargo de estas labores, debido a su experiencia en la dirección de varios proyectos de restauración en la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, en varias regiones del país.

Cada 26 de febrero
se celebra el Día
Cultural del Patrimonio
Nacional de Guatemala,
por Acuerdo
Gubernativo No. 86-98

Estrada agregó que, el detrimento del Palacio Nacional se debió al bajo nivel de mantenimiento preventivo, principalmente a nivel de fachadas y terrazas, expuestas a los efectos climáticos que afectan los procesos de meteorización de los materiales.

Según Estrada, la monumentalidad del inmueble, de más de 30 mil metros cuadrados, requirió de una planificación de 7 fases para su restauración. La primera fue el Gran Salón de Recepciones, la Cúpula y la Fachada Este del Patio de la Paz, finalizada en diciembre de 2017. Posteriormente, en la fase dos, se encuentra en proceso la restauración de la fachada Sur.

“Para los próximos diez años se espera concluir la restauración las fachadas Este y Oeste, sistema eléctrico y servicios sanitarios (fase 3), la fachada Norte (fase 4), el Salón de Banquetes, Patios de la Paz y de la Cultura, Patios Árabes y Galerías (fase 5), las Salas Interiores que corresponden a las oficinas (fase 6) y las artes integradas al entorno urbano (fase 7), en 2029.

Sin duda, este es un trabajo muy fino, minucioso y delicado que ha requerido de la participación de al menos 142 personas, y que tomará diez años para concluirlo, que pueden reducirse a ocho, según los factores financieros y técnicos, así como el apoyo político que reciba de cada administración.

El Palacio ha reunido a un equipo de talentos, distribuidos en talleres de especialidades: vitrales, orfebrería, herrería, carpintería, ebanistería, electricidad y albañilería con expertos alarifes que han apoyado en la intervención del edificio.

Estrada comenta que han sido mucho los retos de la restauración; pero, uno de los mayores fue conseguir el color verde que lo caracteriza. Cuando comenzaron el proceso de fabricación, se decoloraban los injertos al asolearse. “Tomó entre 6 y 8 meses diseñar el mortero que nos permitió aproximarnos -en un 95%- al color original”, comenta. “Esto requirió de estudios de laboratorio de materiales, incluso para determinar el peso específico, la densidad y la densidad relativa de los áridos utilizados para que no variara el color”. Ahora cuentan con una buena orientación para los futuros técnicos que aporten a la restauración de este monumento.

En el Palacio Nacional
se ubica el km 0
para todas las carreteras
que van de la Ciudad
de Guatemala
a las cabeceras
departamentales

Dentro de los retos figuraba el plan de gestión del edificio. Este se consiguió con la ayuda de expertos, y con ello surgieron las líneas de acción y las políticas para su buena administración en los próximos años.

Recomendaciones a futuro
Estrada hace énfasis en la importancia de la voluntad política y la asignación del presupuesto para implementar el plan de gestión y el de mantenimiento preventivo y permanente del edificio, para evitar que caiga en el abandono. Por otro lado, recomienda propiciar campañas de sensibilización y una agenda cultural de actividades dentro del palacio como Centro Cultural, en donde se dé a conocer este majestuoso edificio.

El profesional señala a la educación y su relación con el patrimonio cultural como indispensables para transmitir este legado a las futuras generaciones. “Es una prioridad para la revalorización de los bienes patrimoniales”, advierte.

Por ello, sugiere la coordinación con el Ministerio de Educación para propiciar visitas a edificios históricos y arqueológicos, para que los alumnos conozcan su valor. Asimismo, “es clave incorporar pequeñas cápsulas informativas en los contenidos de los cursos a nivel primario y secundario que busquen la transmisión de la gran herencia cultural que posee Guatemala”, enfatiza Estrada.

Para concluir, el arquitecto reflexiona en que el Palacio aún posee un simbolismo de poder, por haber sido la casa
de gobierno, y por esta razón ha sufrido vandalismo en áreas ya restauradas. Por lo que pide a los guatemaltecos que contribuyan a conservar esta joya histórica, un ícono del Centro Histórico y un referente de la arquitectura nacional y latinoamericana.

 

Ileana López
Directora
Revista GERENCIA
gileana@agg.com.gt

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