Del turismo de parranda al cultural

La ciudad colonial se ha convertido en un destino turístico de fiesta, más que arqueológico e histórico. Por ello, las autoridades del Inguat trabajan en alcanzar un mayor número de visitantes que busquen cultura en su territorio

Guatemala es un lugar turístico por excelencia. De muchos recursos y sitios para explotar, con diversidad de opciones. Y Antigua Guatemala es uno de ellos, quizás uno de los más tradicionales, conocidos y visitados.

Sus calles empedradas, casas originales del tiempo de la colonia, iglesias construidas en la colonia con evidentes rasgos barrocos, ruinas de viejos templos que sirven como museos vivientes y un panorama envidiable con un mirador natural en el Cerro de la Cruz, dan cuenta de su atractivo.

Pero eso no es todo. Su paisaje natural se complementa con tres volcanes que vigilan la parte sur de la ciudad colonial, uno de ellos, el de Agua, que está alzado sobre sus calles y parecieran haber detenido el tiempo, los que se ganan la voluntad de los visitantes.

No obstante, en este mágico esplendor hay situaciones que con el correr de los años han venido a chocar de frente con todo. El incremento de visitantes jóvenes locales y de algunos extranjeros conocidos como mochileros, que en su mayoría viajan de la capital hasta esta pequeña ciudad para divertirse en un proliferante mercado de bares, contrasta con la calma que originalmente emanaba la Antigua.

Las quejas son constantes y ahora hasta comunes. Jóvenes ebrios invaden las calles de la ciudad colonial, lo que genera escándalo y hasta suciedad, pues dominados por el alcohol utilizan cualquier sitio para orinar y vomitar, además de dejar latas de cerveza y botellas de licor tiradas por doquier.

La situación no es del agrado de los vecinos, que por cierto cada vez son menos en el centro de la ciudad, pues se sienten amenazados y perturbados por estas personas y sus actitudes. Pero, peor aún, ya no es del agrado de muchos visitantes que se quejan de las molestias que todo ello provoca.

Hoy día es común escuchar las quejas de las personas que añoran la extinta tranquilidad de la Antigua para caminar por sus calles o un espacio en las bancas de concreto del viejo parque central rodeado de ficus y dominado al centro por la famosa Fuente de las Sirenas.

Todo eso se quiere cambiar y devolverle a la Antigua su viejo estatus. O por lo menos garantizarle al visitante un lugar turístico de diferentes características que las que ha adoptado durante la última década. Las autoridades dicen trabajar en ello, aunque no todas quieren hablar. Quién sabe si por celo de no dar a conocer sus planes, por algún temor o, simplemente, porque en realidad no tienen nada qué decir.

Turismo cultural

De acuerdo con el director del Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), Jorge Mario Chajón, se trabaja para darle a la Antigua Guatemala un estatus de sitio turístico cultural.

“El problema de la Antigua es que actualmente está sufriendo de la sostenibilidad social, relacionada con qué tan felices están los habitantes del pueblo para recibir a los turistas”, dice el funcionario.

Según el criterio de Chajón, Antigua ya no es sostenible socialmente, porque los antigüeños no quisieran que llegaran tantos guatemaltecos y tantos extranjeros a hacer desorden de tráfico, en algunos casos a hacer desorden de fiesta por los horarios y lo que se consume en ellas, pero también por algunos problemas que se dan después de las fiestas.

Por todo ello, dice Chajón, se ha instalado una mesa de trabajo que busca dar soluciones a toda esta problemática. Para empezar, un primero e importante punto es que quiere convertir a la Antigua en un destino cultural. Para esto se buscan alianzas que faciliten la organización de actividades basadas en un plan que permita brindar espectáculos culturales que poco a poco vayan cambiando el grupo turístico objetivo de este destino.

Chajón dice estar consciente de que la abundancia de bares y discotecas, que tampoco es que sean dañinas en su esencia, han dado al traste con la tranquilidad de la ciudad y la de los vecinos, lo que ahuyenta a muchos turistas que buscan en la Antigua un sitio histórico y tranquilo para visitar y aprender.

“Si se pone un lugar con música de reggaetón, los que van a llegar son a los que les gusta el reggaetón. Pero si se pone música de orquesta, llegarán aquellos a quienes les gusta la orquesta”, afirma el director turístico del país.

La idea es que aquellos que buscan la parranda y el bullicio malicioso se vayan ahuyentando de la Antigua, y así se vaya cambiando el tipo de turista que actualmente es el que domina los fines de semana.

Incluso, la ciudad colonial se ha convertido -de alguna manera- en un espacio buscado por parejas que contraen nupcias o quinceañeras, pues la moda es que en una iglesia colonial celebren la misa de alguna de estas festividades, para luego trasladar a los invitados a jardines, hoteles o las ruinas acondicionadas para celebrar la parranda.

No se pretende que todo esto ya no suceda, pero sí que aumenten los sitios en los que predomine el turismo cultural. Aquí se habla de personas con mayores valores, mayor respeto y más sentido de protección, porque cuidan los entornos.

Se busca la promoción de mayores espacios para conciertos, espacios para círculos de lectura, espacios para clubes de poesía. Y desde ningún punto de vista se está pensando en quitarle el negocio a quienes ya tienen instalados sus bares o restaurantes. Lo que se quiere es tener y ejercer un mayor control de la autoridad sobre lo que los visitantes jóvenes llegan a hacer a la Antigua Guatemala.

Otras complicaciones

Por supuesto que no todos están de acuerdo con estos planes. Quienes viven de las parrandas en definitiva se opondrán siempre a los cambios sugeridos.

Y es que otro de los grandes problemas es que aun cuando se ha limitado el horario de atención en bares y restaurantes, también ha proliferado la actividad de sitios en los que se celebran los famosos after party. Se trata de sitios en los que se ofrece música y bebida, a puerta cerrada, una vez vencido el horario de la ley seca antigüeña, que ya le gana a la del resto del país, pues mientras en todo el territorio es a la 1 de la madrugada, en Antigua se ha corrido para la media noche.

Jorge Mario Chajón considera que, este último es un problema más de legalidad. Es decir que, se requiere de un mayor endurecimiento de la ley para controlar a estos grupos que, valiéndose del encierro, a la venta de licor y cerveza agregan drogas y facilitan espacios hasta para prácticas sexuales cuasi públicas.

 Habilitar espacios con amplios parqueos y facilitar la movilización de las personas a través de un tren de transferencia sería una gran solución para mejorar el turismo de la ciudad colonial.

Estos sitios funcionan cualquier fin de semana. Pero para la Semana Santa, cuando el flujo de turismo aumenta en la Antigua Guatemala, su actividad también se incrementa. Para esos días resulta común ver redadas policíacas que andan en busca de estos grupos que son invitados a participar a través de pequeños volantes que se reparten en bares y restaurantes, por lo menos con una hora de anticipación antes de que comience la ley seca en la ciudad.

Habida cuenta de todos estos problemas, se plantea la posibilidad de habilitar espacios con amplios parqueos en las entradas de la ciudad colonial y facilitar la movilización de las personas a través de un tren de transferencia que posea una ruta en cruz para que alcancen cercanía a cualquier sitio.

Esto ayudaría, además, a mantener en mejor estado las calles empedradas, pues estas no están diseñadas para soportar tanto movimiento vehicular como el que actualmente se registra. Esa amplia circulación genera mucha vibración que repercute en las edificaciones antiguas, acelerando procesos de deterioro que nadie repondrá después.

Silencio

Quién sabe si por temor o por estrategia, pero lo cierto es que empresarios y autoridades locales prefieren no emitir criterio alguno. Se buscó la opinión de algunos empresarios para que ampliaran la información sobre las mesas de trabajo, pero fue imposible localizarlos y sus empleados no hicieron más que trasladar las negativas de podernos atender.

En el caso de la Municipalidad antigüeña, se hizo de todo lo posible por conseguir la versión de la alcaldesa, Susana Asencio, pero también fue infructuoso el esfuerzo hecho por la Revista GERENCIA

Por la vía telefónica se contactó en el despacho de la alcaldesa con la señora Sandra Ramírez, en donde lejos de facilitarnos la cita con Asencio, solicitaron la petición por escrito, sin aceptar que fuera enviada por la vía del correo electrónico. También se le trató de localizar a través de sus redes sociales, pero tampoco se tuvo éxito.

Así pues, entre el silencio de algunos de los involucrados y el bullicio que ahora domina en una ciudad que antes fue ejemplo de tranquilidad, el trabajo avanza para devolverle a la Antigua Guatemala su estatus de destino turístico de calidad.

Todo ello incluye la idea central de evitar que el Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), pueda sopesar siquiera la posibilidad de retirarnos el estatus de Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Antigua ha sido y sigue siendo un sitio tradicional para visitar. Casi cualquier persona extranjera que piensa en Guatemala como un destino turístico, tiene entre su lista de posibles visitas un recorrido por la ciudad colonial. Muchos de quienes llegan a la capital por asuntos de negocios y tienen breves espacios de relax, buscan en Antigua el sitio ideal para turistear, pues además tiene la ventaja de estar a solo 45 kilómetros de la ciudad y conexión vial en buen estado que hace que el viaje no dure más de 45 minutos.

Evitar las malas prácticas de algunos malos turistas, entonces, no parece una tarea extremadamente complicada. Lo que sí es que debe trabajarse mucho y en coordinación entre la autoridad local, los empresarios locales y la autoridad turística nacional, pues de lo contrario los esfuerzos pueden resultar insuficientes para lograr el objetivo final.

Este propósito no es otro que el de convertir a la Antigua en un destino de turismo variado, donde por supuesto no falte la diversión y el entretenimiento, sea este del tipo que sea, pero que predomine de alguna manera el turismo cultural.

Jorge Mario Chajón no tiene idea de cuánto tiempo llevará cumplir este propósito. Pero de lo que sí dice estar seguro es de que se trabaja, con mucho esfuerzo, en lograr ese cambio para volver a contar con una Antigua de la que los vecinos estén satisfechos y se conviertan en perfectos receptores de visitantes y no en enemigos de aquellos que llegan a quitarles la calma y la tranquilidad, al ocasionar destrozos en la vía pública, pero también efectos negativos en el patrimonio cultural que tanto prestigio le ha dado a la ciudad colonial a nivel mundial.

Carlos Morales Monzón Periodista y Profesor Universitario cmoralesmonzon@yahoo.com

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