La magia de la lectura
Desarrolla la imaginación y la creatividad, y es una fuente de cultura que aumenta la capacidad de memoria, la concentración y el discernimiento
Son indudables los beneficios de leer. Entre ellos, la estimulación de la creatividad, el refuerzo de procesos cognitivos, la afinación de la memoria y la mejora en la forma en que escribimos y nos expresamos. En un ámbito nacional, una sociedad que lee más, es menos vulnerable, más inventiva e, incluso, su percepción y la identidad de sí misma son más fuertes.
En una coyuntura como la que se vive en Guatemala, en la que se ha registrado un “despertar” ciudadano a partir del 16 de abril de 2015 –a raíz de los casos de corrupción develados por el Ministerio Público y la Comisión contra la impunidad en Guatemala (CICIG)-, en definitiva algo importante que debiéramos estar haciendo los guatemaltecos es leer más, para así ejercer nuestra ciudadanía, exigencias de transparencia y rendición de cuentas, de manera informada y constructiva.
Los países donde se lee más
Recientemente se publicó el World Culture Score Index 2015, ranking que recopila respuestas de 30 mil personas en 30 países –en el que no está incluida Guatemala- acerca del número de horas que los ciudadanos dedican a leer. En él se indica que India es el país donde la gente lee más, con un promedio de 10:42 horas a la semana, posición que ostenta desde 2005. Los siguientes cuatros puestos son ocupados por Tailandia, China, Filipinas y Egipto. Le siguen República Checa, Rusia, Suecia, Francia, Hungría y Arabia Saudita. En Latinoamérica, el país en donde más se lee es Venezuela, en la posición 13, seguido por Argentina en la 17 y México en la 24.
A nivel global, el ranking refleja que las personas pasan en promedio cada semana 16.6 horas frente a la televisión, 8 horas escuchando la radio, 6.5 horas leyendo y 8.9 horas frente a la computadora o navegando por Internet (por razones no relacionadas con el trabajo). En resumen, el acceso a la televisión, a los teléfonos inteligentes, a los juegos y a las redes sociales, nos distraen de dedicar más tiempo a la lectura.
El panorama guatemalteco
No se tienen cifras de cuántas horas a la semana dedica el guatemalteco a leer. Lo que sí hay son cifras de analfabetismo. De acuerdo con el Consejo Nacional de Alfabetización (Conalfa), al cierre de 2014 existían 1 millón 372 mil 410 personas que no sabían leer ni escribir, lo que equivale al 14.45 % de toda la población guatemalteca.
Esta cifra pareciera ser alentadora, ya que refleja una reducción en el índice de analfabetismo del país. Sin embargo, es cuestionable, pues se refiere a la acepción básica del término, que la Real Academia Española define como “el conocimiento básico de la lectura y la escritura”. Sin embargo, habilidades como la informática o los conocimientos elementales de cálculo aritmético básicos también se pueden incluir en definiciones más amplias de alfabetización.
Es importante acotar que un analfabeto funcional puede leer y escribir textos en su lengua materna hasta cierto punto, mas no sabrá cómo resolver de manera adecuada tareas necesarias para la vida cotidiana: completar una solicitud de empleo, entender un contrato, seguir instrucciones escritas, leer un artículo en un diario, interpretar las señales de tráfico, consultar un diccionario o entender un folleto. Por lo tanto, el analfabetismo funcional limita la interacción de la persona con las tecnologías de la información y la comunicación, puesto que plantea dificultades para usar una computadora personal y utilizar un navegador web o un teléfono móvil de manera eficiente.
Entonces, si se tomara en consideración la acepción de alfabetismo funcional, las cifras de Conalfa serían dramáticas y el promedio de horas invertidas por los guatemaltecos en la lectura sería muy bajo.
Haciendo de la lectura un hábito
El ganador del premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, dijo en una ocasión: “Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado. Casi 70 años después recuerdo con nitidez esa magia de traducir las palabras en imágenes”.
Es esencial encontrar al autor, el estilo y la temática que nos apasione. Lo ideal es desarrollar el hábito de la lectura desde las edades más tempranas, ya que si en la familia no se enseña el valor que tienen los libros, difícilmente podrá aprenderse en otro lugar. Por ello, es importante elegir libros accesibles, con lenguaje que motive a avanzar y que responda a los intereses de la edad.
Para fomentar el hábito entre los adultos, los expertos sugieren varias estrategias. La primera es ¡apagar la televisión y dejar a un lado el teléfono inteligente, la tableta o la computadora! (a menos que decida leer libros electrónicos). Empiece además con libros cortos, sencillos y con temas de su interés, pues cuando se comienza con este hábito un libro clásico o demasiado extenso puede ser desmotivador.
Los lectores expertos aseguran que uno de los mejores momentos de la jornada para leer es la noche. Por lo que otra estrategia es leer algunos minutos al final de la jornada para ir forjando el hábito.
Una estrategia adicional es aprovechar los tiempos de espera para leer. Por ejemplo, durante los viajes; en el salón de belleza, en la clínica del médico, entre otros. Además, contar con un buen nivel de comprensión lectora es imprescindible para obtener un óptimo rendimiento académico, tener un amplio acervo cultural y construir un panorama más rico e interesante que redundará en mejores condiciones de vida.
Así que encuentre a su autor, su estilo y temática preferidas, y ¡entréguese al placer de la lectura!
Esther Brol
Consejera Editorial
Revista GERENCIA
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